Jesús tenía un gran circulo de discípulos a su alrededor, eran hombres y mujeres. De ese círculo elige a doce hombres, a los que llamó APÓSTOLES (Lc 6,1216). Los apóstoles recibieron de él una formación especial y diferentes tareas: «y los envió a proclamar el reino de Dios y a curar» (Lc 9,2). Jesús llevó consigo sólo a estos doce apóstoles a la última cena, donde les encargó: «Haced esto en memoria mía» (Lc 22,19b). [551553,567] Los apóstoles se convirtieron en testigos de la Resurrección y garantes de su verdad. Después de la muerte de Jesús continuaron su misión. Eligieron a sucesores para su ministerio: los OBISPOS. Los sucesores de los apóstoles ejercen en nuestros días los poderes otorgados por Jesús: gobiernan, enseñan y celebran los misterios divinos. La unión de los apóstoles se convirtió en el fundamento de la unidad de la Iglesia ( SUCESIÓN APOSTÓLICA). Entre los Doce destaca una vez más Pedro, a quien Jesús le otorgó una autoridad especial: «Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia» (Mt 16,18). En esta posición especial de Pedro entre los apóstoles tiene su origen el ministerio del Papa. 137
551. Desde el comienzo de su vida pública Jesús eligió unos hombres en número de doce para estar con Él y participar en su misión (cf. Mc 3, 13-19); les hizo partícipes de su autoridad "y los envió a proclamar el Reino de Dios y a curar" (Lc 9, 2). Ellos permanecen para siempre asociados al Reino de Cristo porque por medio de ellos dirige su Iglesia:
«Yo, por mi parte, dispongo el Reino para vosotros, como mi Padre lo dispuso para mí, para que comáis y bebáis a mi mesa en mi Reino y os sentéis sobre tronos para juzgar a las doce tribus de Israel» (Lc 22, 2930).
553. Jesús ha confiado a Pedro una autoridad específica: "A ti te daré las llaves del Reino de los cielos; y lo que ates en la tierra quedará atado en los cielos, y lo que desates en la tierra quedará desatado en los cielos" (Mt 16, 19). El poder de las llaves designa la autoridad para gobernar la casa de Dios, que es la Iglesia. Jesús, "el Buen Pastor" (Jn 10, 11) confirmó este encargo después de su resurrección: "Apacienta mis ovejas" (Jn 21, 15-17).
567. El Reino de los cielos ha sido inaugurado en la tierra por Cristo. "Se manifiesta a los hombres en las palabras, en las obras y en la presencia de Cristo" (LG 5). La Iglesia es el germen y el comienzo de este Reino. Sus llaves son confiadas a Pedro.
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