lunes, 14 de enero de 2019

96. ¿Por qué se condenó a un hombre de paz como Jesús  a morir en la cruz?



Jesús colocó a su entorno ante una cuestión  decisiva: o bien él actuaba con poder divino, o  bien era un impostor, un blasfemo, un  infractor de la ley, y debía  rendir cuentas por  ello según la ley. [574­576] En muchos aspectos Jesús fue una provocación  única para el judaísmo tradicional de su tiempo.  Perdonaba pecados, lo que sólo puede hacer Dios;  relativizaba el mandamiento del sábado; se hacía  sospechoso de blas­femia y se le reprochaba ser un  falso profeta. Para todos estos delitos la ley preveía  la pena de muerte.

574.   Desde los comienzos del ministerio público de Jesús, fariseos y partidarios de Herodes, junto con sacerdotes y escribas, se pusieron de acuerdo para perderle (cf. Mc 3,6). Por algunas de sus obras (expulsión de demonios, cf. Mt 12,24; perdón de los pecados, cf. Mc 2, 7; curaciones en sábado, cf. Mc 3,1-6; interpretación original de los preceptos de pureza de la Ley, cf. Mc 7,14-23; familiaridad con los publicanos y los pecadores públicos, cf. Mc 2,14-17), Jesús apareció a algunos malintencionados sospechoso de posesión diabólica (cf. Mc 3, 22; Jn 8, 48; 10, 20). Se le acusa de blasfemo (cf. Mc 2, 7; Jn 5,18; 10, 33) y de falso profetismo (cf. Jn 7, 12; 7, 52), crímenes religiosos que la Ley castigaba con pena de muerte a pedradas (cf. Jn 8, 59; 10, 31). 

576.   A los ojos de muchos en Israel, Jesús parece actuar contra las instituciones esenciales del Pueblo elegido: 
–  contra la sumisión a la Ley en la integridad de sus prescripciones escritas, y, para los fariseos, según la interpretación de la tradición oral. 
– contra el carácter central del Templo de Jerusalén como lugar santo donde Dios habita de una manera privilegiada. 
–  contra la fe en el Dios único, cuya gloria ningún hombre puede compartir. 
I

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