martes, 20 de noviembre de 2018

43. ¿Es el mundo un producto de la casualidad?



No. Es Dios, no la casualidad, la causa del mundo. El mundo, ni por  su origen, ni por su orden interno y su finalidad, es el producto de  factores que actúen «sin sentido». [295­301,317­318,320] Los cristianos creen que pueden leer la escritura de Dios en su Creación. A  los científicos que hablan de que la totalidad del mundo es un proceso casual,  sin sentido y sin finalidad, les replicó beato Juan Pablo II en el año 1985:  «Hablar de azar delante de un universo en el que existe tal complejidad en la  organización de sus elementos y una intencionalidad tan maravillosa en su  vida, sería igual a abandonar la búsqueda de una explicación del mundo  como él se nos muestra. De hecho, sería equivalente a aceptar efectos sin  causa. Supondría la abdica­ción de la razón humana, que renunciaría de este  modo a pensar ya buscar una solución a los problemas». 49

295.   Creemos que Dios creó el mundo según su sabiduría (cf. Sb 9, 9). Este no es producto de una necesidad cualquiera, de un destino ciego o del azar. Creemos que procede de la voluntad libre de Dios que ha querido hacer participar a las criaturas de su ser, de su sabiduría y de su bondad: "Porque tú has creado todas las cosas; por tu voluntad lo que no existía fue creado" (Ap 4,11). "¡Cuán numerosas son tus obras, Señor! Todas las has hecho con sabiduría" (Sal 104,24). "Bueno es el Señor para con todos, y sus ternuras sobre todas sus obras" (Sal 145,9). 

318.   Ninguna criatura tiene el poder infinito que es necesario para "crear" en el sentido propio de la palabra, es decir, de producir y de dar el ser a lo que no lo tenía en modo alguno (llamar a la existencia de la nada) (cf. Congregación para la Educación Católica, Decreto del 27 de julio de 1914, Theses approbatae philosophiae tomisticae: DS 3624). 

320.   Dios, que ha creado el universo, lo mantiene en la existencia por su Verbo, "el Hijo que sostiene todo con su palabra poderosa" (Hb 1, 3) y por su Espirita Creador que da la vida. 

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