Sí, pero de un modo misterioso; Dios conduce todo por caminos que sólo él conoce, hacia su consumación. En ningún momento deja de su mano aquello que ha creado. [302305] Dios influye tanto en los grandes acontecimientos de la historia como en los pequeños acontecimientos de nuestra vida personal, sin que por ello quede recortada nuestra libertad y seamos únicamente marionetas de sus planes eternos. En Dios «vivimos, nos movemos y existimos» (Hch 17 ,28). Dios está en todo lo que nos sale al encuentro en las vicisitudes de la vida, también en los acontecimientos dolorosos y en las casualidades aparentemente sin sentido. Dios también quiere escribir derecho por medio de los renglones torcidos de nuestra vida. Todo lo que nos quita y lo que nos regala, aquello en lo que nos fortalece yen lo que nos prueba: todo esto son designios y señales de su voluntad. 43
302. La creación tiene su bondad y su perfección propias, pero no salió plenamente acabada de las manos del Creador. Fue creada "en estado de vía" (in statu viae) hacia una perfección última todavía por alcanzar, a la que Dios la destinó. Llamamos divina providencia a las disposiciones por las que Dios conduce la obra de su creación hacia esta perfección:
«Dios guarda y gobierna por su providencia todo lo que creó, "alcanzando con fuerza de un extremo al otro del mundo y disponiéndolo todo suavemente" (Sb 8,1). Porque "todo está desnudo y patente a sus ojos" (Hb 4,13), incluso cuando haya de suceder por libre decisión de las criaturas» (Concilio Vaticano I: DS, 3003).
305. Jesús pide un abandono filial en la providencia del Padre celestial que cuida de las más pequeñas necesidades de sus hijos: "No andéis, pues, preocupados diciendo: ¿qué vamos a comer? ¿qué vamos a beber? [...] Ya sabe vuestro Padre celestial que tenéis necesidad de todo eso. Buscad primero su Reino y su justicia, y todas esas cosas se os darán por añadidura" (Mt 6, 31-33; cf. Mt 10, 29-31).
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