«Por nosotros, los hombres, y por nuestra salvación, bajó del cielo» ( CREDO de NiceaConstantinopla). [456460] En Jesucristo, Dios ha reconciliado al mundo consigo y ha liberado a los hombres de la cautividad del pecado. «Porque tanto amó Dios al mundo, que entregó a su Unigénito» (Jn 3,16). En Jesús Dios asumió nuestra carne humana mortal ( ENCARNACIÓN), compartió nuestro destino terreno, nuestros sufrimientos y muerte y se hizo en todo igual a nosotros, excepto en el pecado.
456. Con el Credo Niceno-Constantinopolitano respondemos confesando: "Por nosotros los hombres y por nuestra salvación bajó del cielo, y por obra del Espíritu Santo se encarnó de María la Virgen y se hizo hombre" (DS 150)
460. El Verbo se encarnó para hacernos "partícipes de la naturaleza divina" (2 P 1, 4): "Porque tal es la razón por la que el Verbo se hizo hombre, y el Hijo de Dios, Hijo del hombre: para que el hombre al entrar en comunión con el Verbo y al recibir así la filiación divina, se convirtiera en hijo de Dios" (San Ireneo de Lyon, Adversus haereses, 3, 19, 1). "Porque el Hijo de Dios se hizo hombre para hacernos Dios" (San Atanasio de Alejandría, De Incarnatione, 54, 3: PG 25, 192B). Unigenitus [...] Dei Filius, suae divinitatis volens nos esse participes, naturam nostram assumpsit, ut homines deos faceret factus homo ("El Hijo Unigénito de Dios, queriendo hacernos partícipes de su divinidad, asumió nuestra naturaleza, para que, habiéndose hecho hombre, hiciera dioses a los hombres") (Santo Tomás de Aquino, Oficio de la festividad del Corpus, Of. de Maitines, primer Nocturno, Lectrua I)
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