Adoramos a Dios por su existencia y porque la
reverencia y la adoración son la respuesta
apropiada a su aparición y a su presencia. «Al
Señor, tu Dios, adorarás y a él solo darás culto»
(Mt 4,10). [20952105, 21352136]
Pero la adoración a Dios sirve también al hombre,
pues le libera del servicio a los poderes de este
mundo. Donde ya no se adora a Dios, donde él ya no
es reconocido como el Señor de la vida y de la
muerte, otros usurpan su lugar y ponen en peligro la
dignidad humana. 485
2095. ―Las virtudes teologales de la fe, la esperanza y la caridad,
informan y vivifican las virtudes morales. Así, la caridad nos lleva a
dar a Dios lo que en toda justicia le debemos en cuanto criaturas. La
virtud de la religión nos dispone a esta actitud.
2135. “Al Señor tu Dios adorarás” (Mt 4, 10). Adorar a Dios, orar a
Él, ofrecerle el culto que le corresponde, cumplir las promesas y los
votos que se le han hecho, son todos ellos actos de la virtud de la
religión que constituyen la obediencia al primer mandamiento.
2136. El deber de dar a Dios un culto auténtico corresponde al
hombre individual y socialmente considerado.
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