domingo, 6 de octubre de 2019

354. ¿Se puede obligar a los hombres a creer en Dios? -CATEQUESIS-



No. Nadie debe obligar a nadie a creer, ni siquiera a los  propios hijos; así como tampoco debe ningún hombre ser  obligado a la incredulidad. El hombre sólo puede  decidirse a creer en total libertad. Sin embargo, los  cristianos están llamados a ayudar a otras personas,  mediante la palabra y el ejemplo, a encontrar el camino  hacia la fe. [2104­2109, 2137] El papa beato Juan Pablo II dice: «El anuncio y el testimonio de  Cristo, cuando se llevan a cabo respetando las conciencias, no  violan la libertad. La fe exige la libre adhesión del hombre, pero  debe ser propuesta» (encíclica Redemptoris Missio 8,1990)

2104. ―Todos los hombres [...] están obligados a buscar la verdad, sobre todo en lo que se refiere a Dios y a su Iglesia, y, una vez conocida, a abrazarla y practicarla‖ (DH 1). Este deber se desprende de ―su misma naturaleza‖ (DH 2). No contradice al ―respeto sincero‖ hacia las diversas religiones, que ―no pocas veces reflejan, sin embargo, [...] un destello de aquella Verdad que ilumina a todos los hombres‖ (NA 2), ni a la exigencia de la caridad que empuja a los cristianos ―a tratar con amor, prudencia y paciencia a los hombres que viven en el error o en la ignorancia de la fe‖ (DH 14).

2109. El derecho a la libertad religiosa no puede ser de suyo ni ilimitado (cf. Pío VI, breve Quod aliquantum), ni limitado solamente por un ―orden público‖ concebido de manera positivista o naturalista (cf. Pío IX, Carta enc. Quanta cura"). Los ―justos límites‖ que le son inherentes deben ser determinados para cada situación social por la prudencia política, según las exigencias del bien común, y ratificados por la autoridad civil según ―normas jurídicas, conforme con el orden moral objetivo‖ (DH 7)

2137. El hombre debe “poder profesar libremente la religión en público y en privado” (DH 15) 

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