martes, 29 de octubre de 2019

¿CUAL ES LA FELICIDAD QUE JESUS NOS HABLA EN EL EVANGELIO?. Reflexion


¿Cuál es la felicidad que Jesús nos habla en el Evangelio?

Cuando Dios no creo, Él nos formó con la necesidad y anhelo profundo de ser felices, podríamos decir que es un hambre que siempre tiene el ser humano y que muchos la siguen buscando en diversas formas y maneras. A cualquier ser humano no importando la condición, la raza y posición, encontraremos a alguien exactamente que busca lo mismo y eso es ser feliz.
Pero lamentablemente si hiciéramos una encuesta difícil coincidiríamos en lo mismo y no tendríamos una respuesta clara.
Tratando de dar solución a esa gran incógnita podremos concluir que la felicidad es algo que nos falta o que no tenemos todavía de manera plena.
Jesús nos enseña que en las bienaventuranzas en la escucha sencilla y poniéndolas en práctica podremos encontrar esa felicidad que no se acaba y perdura mucho en nuestro corazón, que es capaz de brindar ese abrazo que contagia a los demás y anima a poder también compartir esa felicidad, Jesús nunca se equivoca desarrollando una bienaventuranza que si las vivimos hacen un eco especial en nuestra alma. Por una parte, su tono fuerte nos desconcierta, pero por otro lado nos llena de esperanza dándonos esa agua que sacia nuestra sed.
Nunca debemos olvidar que como cristianos el Evangelio de Jesucristo es un llamado permanente a ser feliz. No de cualquier manera si no a la manera de Jesús. Muy alejada a la que la sociedad ofrece basada muchas veces en el dinero, prestigio, el mismo placer. Eso nos confunde de lo que pareciera una gran felicidad.
Jesús no enseña que la mejor manera de ser felices siempre será en una entrega constante al hermano, demostrando que es mejor dar que recibir, es mejor servir que dominar, es mejor perdonar que vengarse. Atravesar esta dimensión no es tan fácil cuando en nuestro corazón no estamos dispuesto a que sea Jesús sea el que gobierne nuestro corazón. Seamos inteligentes y en nuestra intuición hagamos caso a lo que Jesús nos dice y veremos que tiene razón.
Es Cristo que con un grito fuerte nos dice seamos felices luchando por el desprotegido y por nuestra alma, pero también es un grito de maldición para el que no lo haga.
Nos dice felices los que saben ser pobres en corazón y con ese corazón saben compartir con los más necesitados, pero dice también malditos los que solo se preocupan por sus intereses y riquezas.
Felices nos repite los que conocen el hambre y la necesidad porque ellos tendrán compasión de los demás y jamás van a querer explotar, abusar y oprimir a los demás. Nos dice malditos los que con su indiferencia no son capaces de preocuparse por los en sufren

Seamos felices pidiendo tener los sentimientos de Jesús. Construyendo en nuestro corazón un corazón de carne que sea capaz de mirar las diversas necesidades de nuestro mundo, nuestra alma y nuestro hermano, lloremos las injusticias, las muertes, las torturas, los abusos y el sufrimiento y así podremos amar hasta el limite como Jesús lo hizo en la cruz donde él se entregó por cada uno de nosotros.

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