7. ¿CUAL ES EL VERDADERO NOMBRE DE DIOS: JEHOVÁ O YAHVÉ?
OBJECIÓN:
¿Por qué los
católicos no llaman a Dios con su verdadero nombre, que es Jehovah?
Una religión no difiere de otra por llamar a Dios de manera distinta. Lo
que hace diferentes a las religiones es la concepción que se tiene de Dios, y
la manera de conocer y aceptar su mensaje. Por lo tanto, discutir sobre el
nombre de Dios es sumamente pueril, y un pretexto que algunos usan para
introducir su labor de proselitismo.
No obstante lo dicho, no queremos dejar la pregunta sin una respuesta.
Originalmente, el nombre de Dios, revelado a Moisés en Ex 3, 14, era una
palabra que se escribía con las consonantes YHWH, sin vocales. Para evitar que
este nombre fuera profanado por los labios de paganos impuros, los judíos
dejaron de pronunciarlo durante su exilio en Babilonia.
Durante los s. VI - X d. C., los sabios masoretas vocalizaron el texto
original hebreo de las Escrituras. Para esta palabra usaron las vocales del
otro nombre que se le daba a Dios, «Adonai», que significa Señor. Por su
pronunciación, estas vocales (a, o, a) fueron transcritas por e, o, a, dando
como resultado el Yehovah, que en castellano suena Jehovah, o también Jehová.
Los masoretas eran judíos dedicados a la crítica textual, y se propusieron
fijar el texto hebreo por ellos recibido hasta en los menores detalles de
ortografía, pronunciación y dicción. Como se ve, el nombre de Jehovah es una
construcción, hasta cierto punto, arbitraria y distorsionada. Científicamente
hablando, no se puede deducir, con base en el texto hebreo, cómo pronunciaban
el nombre de Dios los judíos, porque durante muchos siglos nadie lo pronunció.
Si esta es la historia de la pronunciación del nombre de Dios, algunos
podrían pensar que los católicos, que lo pronuncian «Yahvé», están en la misma
línea de quienes lo pronuncian «Jehovah». Pero esto no es así; existen pruebas
extrabíblicas que confirman la pronunciación «Yahvé»: Teodoreto (Quest. 15 en
Ex 7; siglo V) observa que, aunque los judíos nunca pronuncian el tetragrama
YHWH en tierras babilónicas, los samaritanos lo seguían pronunciando como
«Iabé». Y como los samaritanos, desde su cisma con los judíos, rechazaron toda
evolución religiosa de éstos, hay que reconocer que en la pronunciación de los
samaritanos tenemos la pronunciación de los judíos del s. V. a. C.
Un detalle muy importante que hay que tener presente es que Dios, al hablar
a Moisés en Ex 3, 14, más que darle su nombre, le dio la definición de sí mismo
(YO SOY EL QUE SOY no es propiamente un nombre). En la «Traducción Ecuménica»
de la Biblia, se lee: «YO SOY EL QUE SERÉ», lo que quiere decir: «Viendo lo que Soy,
lo que voy a Ser y a hacer con ustedes, en su historia, descubrirán quién Soy
Yo». (E. Charpentier: «Para leer el Antiguo
Testamento»). Así que Dios es (más que llamarse), Aquél que descubrimos al
actuar en nuestra vida.
Además, todo este razonamiento sobre la manera de pronunciar el nombre de
Dios, ¿no es una discusión insignificante, sabiendo que Cristo nos enseñó a
llamarlo «Padre»? (Mt 6, 9. 26; Lc 6, 36; 11, 2).
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