Todos los SACRAMENTOS son un encuentro con Cristo, que es él
mismo el sacramento original.
Hay sacramentos de la INICIACIÓN, que introducen en la fe: Bautismo,
CONFIRMACIÓN y EUCARISTÍA.
Hay sacramentos de curación: Penitencia y Unción de enfermos.
Y hay sacramentos que están al servicio de la comunión y misión de los
fieles: Matrimonio y Orden. [12101211]
El Bautismo vincula a Cristo.
La Confirmación nos concede su Espíritu Santo.
La Eucaristía nos hace uno con él.
La Penitencia nos reconcilia con Cristo.
Mediante la Unción de los enfermos es Cristo quien cura, fortalece y consuela.
En el sacramento del Matrimonio Cristo promete su amor en nuestro amor y su
fidelidad en nuestra fidelidad.
Mediante el sacramento del Orden los sacerdotes son capacitados para perdonar
pecados y celebrar la Santa Misa
1210. Los sacramentos de la Nueva Ley fueron instituidos por Cristo
y son siete, a saber, Bautismo, Confirmación, Eucaristía, Penitencia,
Unción de los enfermos, Orden sacerdotal y Matrimonio. Los siete
sacramentos corresponden a todas las etapas y todos los momentos
importantes de la vida del cristiano: dan nacimiento y crecimiento,
curación y misión a la vida de fe de los cristianos. Hay aquí una cierta
semejanza entre las etapas de la vida natural y las etapas de la vida
espiritual (cf. Santo Tomás de Aquino, Summa theologiae 3, q. 65, a.1,
c).
1211. Siguiendo esta analogía se explicarán en primer lugar los tres
sacramentos de la iniciación cristiana (capítulo primero), luego los
sacramentos de la curación (capítulo segundo), finalmente, los
sacramentos que están al servicio de la comunión y misión de los
fieles (capítulo tercero). Ciertamente este orden no es el único posible,
pero permite ver que los sacramentos forman un organismo en el cual
cada sacramento particular tiene su lugar vital. En este organismo, la
Eucaristía ocupa un lugar único, en cuanto "sacramento de los
sacramentos": "todos los otros sacramentos están ordenados a éste
como a su fin" (Santo Tomás de Aquino, Summa theologiae 3, q. 65,
a. 3, c)