La Liturgia de las Horas es la oración general y pública de la Iglesia. Textos bíblicos
introducen al orante cada vez más profundamente en el misterio de la vida de
Jesucristo. De este modo, en todo el mundo, en cada hora del día, se da al Dios trino
espacio para transformar paso a paso al orante y al mundo. No sólo los PRESBÍTEROS
y los monjes rezan la Liturgia de las Horas. Muchos cristianos para quienes la fe es
importante unen su voz a la invocación de miles y miles, que se eleva a Dios desde todos
los lugares del mundo. [11741178,1196]
Las siete horas litúrgicas son como un vocabulario de oración de la Iglesia, que nos suelta la
lengua también cuando la alegría, la preocupación o el miedo nos dejan sin palabras. Una y otra
vez nos asombramos al rezar la Liturgia de las Horas: una frase, un texto entero concuerdan
«casualmente» de forma exacta con mi situación. Dios escucha cuando le llamamos. Nos responde
en estos textos, a veces de un modo tan concreto que causa estupor. No obstante muchas veces nos
exige largos periodos de silencio y de sequedad, en espera de nuestra fidelidad. 473,492
1174. El Misterio de Cristo, su Encarnación y su Pascua, que
celebramos en la Eucaristía, especialmente en la asamblea dominical,
penetra y transfigura el tiempo de cada día mediante la celebración de
la Liturgia de las Horas, "el Oficio divino" (cf. SC 83-101). Esta
celebración, en fidelidad a las recomendaciones apostólicas de "orar
sin cesar" (1 Ts 5,17; Ef 6,18), "está estructurada de tal manera que la
alabanza de Dios consagra el curso entero del día y de la noche"
(SC 84). Es "la oración pública de la Iglesia" (SC 98) en la cual los
fieles (clérigos, religiosos y laicos) ejercen el sacerdocio real de los
bautizados. Celebrada "según la forma aprobada" por la Iglesia, la
Liturgia de las Horas "realmente es la voz de la misma Esposa la que
habla al Esposo; más aún, es la oración de Cristo, con su mismo
Cuerpo, al Padre" (SC 84).
1178. La Liturgia de las Horas, que es como una prolongación de la
celebración eucarística, no excluye sino acoge de manera
complementaria las diversas devociones del Pueblo de Dios,
particularmente la adoración y el culto del Santísimo Sacramento
1196. Los fieles que celebran la Liturgia de las Horas se unen a
Cristo, nuestro Sumo Sacerdote, por la oración de los salmos, la
meditación de la Palabra de Dios, de los cánticos y de las
bendiciones, a fin de ser asociados a su oración incesante y universal
que da gloria al Padre e implora el don del Espíritu Santo sobre el
mundo entero
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