martes, 2 de abril de 2019

171. ¿Qué es lo esencial de toda Liturgia?-CATEQUESIS-



La  LITURGIA es siempre en primer lugar comunión con Jesucristo. Toda celebración  litúrgica, no sólo la Eucaristía, es una fiesta de la Pascua en pequeño. Jesús celebra con  nosotros el paso de la muerte a la vida y lo hace accesible para nosotros. [1085] El acto litúrgico más importante del mundo fue la fiesta de la Pascua que Jesús celebró con sus discípulos  en el Cenáculo la víspera de su Muerte. Los discípulos pensaban que Jesús iba a conmemorar la liberación  de Israel del poder de Egipto. Pero Jesús celebró la liberación de toda la humanidad del poder de la  muerte. En Egipto fue la «sangre del cordero» la que protegió a los israelitas del ángel de la muerte. Ahora  es él mismo el Cordero, cuya sangre salva a la humanidad de la muerte. Porque la Muerte y la  Resurrección de Jesús son la prueba de que se puede morir y, sin embargo, ganar la vida. Éste es el  verdadero contenido de cada celebración litúrgica cristiana. Jesús mismo comparó su Muerte y  Resurrección con la liberación de Israel de la esclavitud en Egipto. Con el término misterio pascual se  designa por ello el efecto salvífica de la Muerte y Resurrección de Jesús. En forma análoga a la sangre del  cordero que salvó las vidas de los israelitas en la salida de Egipto (Éx 12), Jesús es el verdadero Cordero  pascual, que ha liberado a la humanidad de su encierro en la muerte y el pecado.

1085. En la liturgia de la Iglesia, Cristo significa y realiza principalmente su misterio pascual. Durante su vida terrestre Jesús anunciaba con su enseñanza y anticipaba con sus actos el misterio pascual. Cuando llegó su hora (cf. Jn 13,1; 17,1), vivió el único acontecimiento de la historia que no pasa: Jesús muere, es sepultado, resucita de entre los muertos y se sienta a la derecha del Padre "una vez por todas" (Rm 6,10; Hb 7,27; 9,12). Es un acontecimiento real, sucedido en nuestra historia, pero absolutamente singular: todos los demás acontecimientos suceden una vez, y luego pasan y son absorbidos por el pasado. El misterio pascual de Cristo, por el contrario, no puede permanecer solamente en el pasado, pues por su muerte destruyó a la muerte, y todo lo que Cristo es y todo lo que hizo y padeció por los hombres participa de la eternidad divina y domina así todos los tiempos y en ellos se mantiene permanentemente presente. El acontecimiento de la Cruz y de la Resurrección permanece y atrae todo hacia la Vida. 

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