Celebrar la LITURGIA supone encontrarse
.con Dios: dejar que él actúe, escucharle,
responderle. Estos diálogos se expresan
siempre en gestos y palabras. [11531155,1190]
Jesús habló a los hombres mediante signos y
palabras. Así sucede también en la Iglesia, cuando
el sacerdote presenta los dones y dice: «Esto es mi
cuerpo, ... ésta es mi sangre». Sólo esta palabra
interpretativa de Jesús hace que los signos se
conviertan en SACRAMENTOS : signos que
realizan lo que significan.
1153. Toda celebración sacramental es un encuentro de los hijos de
Dios con su Padre, en Cristo y en el Espíritu Santo, y este encuentro se
expresa como un diálogo a través de acciones y de palabras.
Ciertamente, las acciones simbólicas son ya un lenguaje, pero es
preciso que la Palabra de Dios y la respuesta de fe acompañen y
vivifiquen estas acciones, a fin de que la semilla del Reino dé su fruto
en la tierra buena. Las acciones litúrgicas significan lo que expresa la
Palabra de Dios: a la vez la iniciativa gratuita de Dios y la respuesta de
fe de su pueblo
1155. La palabra y la acción litúrgica, indisociables en cuanto signos
y enseñanza, lo son también en cuanto que realizan lo que significan.
El Espíritu Santo no solamente procura una inteligencia de la Palabra
de Dios suscitando la fe, sino que también mediante los sacramentos
realiza las "maravillas" de Dios que son anunciadas por la misma
Palabra: hace presente y comunica la obra del Padre realizada por el
Hijo amado
1192. Las imágenes sagradas, presentes en nuestras iglesias y en
nuestras casas, están destinadas a despertar y alimentar nuestra fe en
el Misterio de Cristo. A través del icono de Cristo y de sus obras de
salvación, es a Él a quien adoramos. A través de las sagradas
imágenes de la Santísima Madre de Dios, de los ángeles y de los
santos, veneramos a quienes en ellas son representados.
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