Al igual que celebramos anualmente el cumpleaños o el aniversario
de boda, así también la LITURGIA celebra en el ritmo del año los
principales acontecimientos cristianos de la salvación. No obstante,
con una diferencia decisiva: todo el tiempo es tiempo de Dios. Los
«recuerdos» del mensaje y de la vida de Jesús son al mismo tiempo
encuentros con el Dios vivo. [11631165,11941195]
El filósofo danés Soren Kierkegaard dijo en una ocasión: «O somos
contemporáneos de Jesús o podemos dejarlo estar». El acompañamiento
creyente del año litúrgico nos convierte verdaderamente en contemporáneos
de Jesús. No porque nosotros nos imaginemos estar o podamos vivir
exactamente en su tiempo y en su vida, sino porque él, si le hacemos espacio
de este modo, entra en mi tiempo y en mi vida, con su presencia que sana y
perdona, con la potencia de su Resurrección.
1163. «La santa Madre Iglesia considera que es su deber celebrar la
obra de salvación de su divino Esposo con un sagrado recuerdo, en
días determinados a través del año. Cada semana, en el día que llamó
"del Señor", conmemora su resurrección, que una vez al año celebra
también, junto con su santa pasión, en la máxima solemnidad de la
Pascua. Además, en el ciclo del año desarrolla todo el Misterio de
2502
512
2659, 2836
1085
2174-2188
1343
Cristo. [...] Al conmemorar así los misterios de la redención, abre la
riqueza de las virtudes y de los méritos de su Señor, de modo que se
los hace presentes en cierto modo, durante todo tiempo, a los fieles
para que los alcancen y se llenen de la gracia de la salvación"
(SC 102).
1194. La Iglesia, "en el círculo del año desarrolla todo el misterio de
Cristo, desde la Encarnación y la Navidad hasta la Ascensión,
Pentecostés y la expectativa de la dichosa esperanza y venida del
Señor" (SC 102).
1195. Haciendo memoria de los santos, en primer lugar de la santa
Madre de Dios, luego de los Apóstoles, los mártires y los otros santos,
en días fijos del año litúrgico, la Iglesia de la tierra manifiesta que
está unida a la liturgia del cielo; glorifica a Cristo por haber
realizado su salvación en sus miembros glorificados; su ejemplo la
estimula en el camino hacia el Padre
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