No, de ningún modo. El secreto de confesión es
absoluto. Todo PRESBÍTERO quedaría
excomulgado si contara a otras personas
cualquier cosa que haya conocido en confesión.
Ni siquiera a la policía puede decir o insinuar
algo. (1467)
Quizá no haya nada que los PRESBÍTEROS tomen
más en serio que el secreto de confesión. Hay
sacerdotes que por ello han soportado torturas y han
llegado a morir. Por eso se puede hablar abiertamente
sin reservas y uno puede confiarse con gran
tranquilidad a un sacerdote, cuya única tarea en ese
momento es ser todo «oídos de Dios».
1467. Dada la delicadeza y la grandeza de este ministerio y el respeto
debido a las personas, la Iglesia declara que todo sacerdote que oye
confesiones está obligado a guardar un secreto absoluto sobre los
pecados que sus penitentes le han confesado, bajo penas muy severas
(CIC can. 983-984. 1388 §1; CCEO can 1456). Tampoco puede hacer
uso de los conocimientos que la confesión le da sobre la vida de los
penitentes. Este secreto, que no admite excepción, se llama "sigilo
sacramental", porque lo que el penitente ha manifestado al sacerdote
queda "sellado" por el sacramento.
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