La penitencia es la reparación de una injusticia
cometida. La penitencia no debe darse sólo en
la mente, sino que debe expresarse en obras de
misericordia y en el compromiso con los demás.
También con la oración, el ayuno y la ayuda
material y espiritual a los pobres se hace
penitencia. [14341439]
Con frecuencia se entiende malla penitencia. No tiene
nada que ver con maltratarse o con los escrúpulos. La
penitencia no es estar dando vueltas sobre lo mala
persona que soy. La penitencia nos libera y nos anima
a empezar de nuevo.
1434. La penitencia interior del cristiano puede tener expresiones muy
variadas. La Escritura y los Padres insisten sobre todo en tres formas: el
ayuno, la oración, la limosna (cf. Tb 12,8; Mt 6,1-18), que expresan la
conversión con relación a sí mismo, con relación a Dios y con relación a los
demás. Junto a la purificación radical operada por el Bautismo o por el
martirio, citan, como medio de obtener el perdón de los pecados, los
esfuerzos realizados para reconciliarse con el prójimo, las lágrimas de
penitencia, la preocupación por la salvación del prójimo (cf. St 5,20), la
intercesión de los santos y la práctica de la caridad "que cubre multitud de
pecados" (1 P 4,8).
1439. El proceso de la conversión y de la penitencia fue descrito
maravillosamente por Jesús en la parábola llamada "del hijo pródigo", cuyo
centro es "el padre misericordioso" (Lc 15,11-24): la fascinación de una
libertad ilusoria, el abandono de la casa paterna; la miseria extrema en que el
hijo se encuentra tras haber dilapidado su fortuna; la humillación profunda
de verse obligado a apacentar cerdos, y peor aún, la de desear alimentarse de
1394-1395
540
2043
545
1850
270, 431
589
983
las algarrobas que comían los cerdos; la reflexión sobre los bienes perdidos;
el arrepentimiento y la decisión de declararse culpable ante su padre, el
camino del retorno; la acogida generosa del padre; la alegría del padre: todos
estos son rasgos propios del proceso de conversión. El mejor vestido, el
anillo y el banquete de fiesta son símbolos de esta vida nueva, pura, digna,
llena de alegría que es la vida del hombre que vuelve a Dios y al seno de su
familia, que es la Iglesia. Sólo el corazón de Cristo, que conoce las
profundidades del amor de su Padre, pudo revelarnos el abismo de su
misericordia de una manera tan llena de simplicidad y de belleza
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