Onésimo era esclavo de Filemón, personaje importante de Colosa de Frigia, convertido al cristianismo por San Pablo. Cuando huía de la justicia, después de haber robado a su amo, Onésimo entró en contacto con San Pablo, quien se hallaba entonces prisionero en Roma. El Apóstol lo convirtió y bautizó y lo envió a la casa de Filemón con una carta de recomendación. Según parece, Filemón perdonó y puso en libertad a su esclavo arrepentido y lo mandó reunirse de nuevo con San Pablo. Según cuenta San Jerónimo, Onésimo llegó a ser predicador del Evangelio y luego Obispo de Efeso por orden del Apóstol Pablo. Posteriormente, Onésimo fue hecho prisionero y llevado a Roma, donde murió lapidado.
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