lunes, 4 de febrero de 2019

120.¿Qué hace el Espíritu Santo en mi vida?



El Espíritu Santo me abre a Dios; me enseña a orar y me ayuda a  estar disponible para los demás. (738­741)  «El huésped silencioso de nuestra alma», así llama san Agustín al Espíritu  Santo. Quien quiera percibirlo debe hacer silencio. Con frecuencia este  huésped habla bajito dentro de nosotros, por ejemplo en la voz de nuestra  conciencia o mediante otros impulsos internos y externos. Ser «templo del  Espíritu Santo» quiere decir estar en cuerpo y alma a disposición de este  huésped, del Dios en nosotros. Nuestro cuerpo es por tanto, en cierto modo,  el cuarto de estar de Dios. Cuanto más nos abramos al Espíritu Santo en  nosotros, tanto más se convertirá en maestro de nuestra vida, tanto más  nos concederá también hoy sus  CARISMAS para la edificación de la  Iglesia. De este modo, en lugar de las  OBRAS DE LA CARNE, crecerán en  nosotros los  FRUTOS DEL ESPÍRITU. 290­291,295­297,310­311

738.   Así, la misión de la Iglesia no se añade a la de Cristo y del Espíritu Santo, sino que es su sacramento: con todo su ser y en todos sus miembros ha sido enviada para anunciar y dar testimonio, para actualizar y extender el Misterio de la Comunión de la Santísima Trinidad (esto será el objeto del próximo artículo): 
«Todos nosotros que hemos recibido el mismo y único espíritu, a saber, el Espíritu Santo, nos hemos fundido entre nosotros y con Dios. Ya que por mucho que nosotros seamos numerosos separadamente y que Cristo haga que el Espíritu del Padre y suyo habite en cada uno de nosotros, este Espíritu único e indivisible lleva por sí mismo a la unidad a aquellos que son distintos entre sí [...] y hace que todos aparezcan como una sola cosa en él . Y de la misma manera que el poder de la santa humanidad de Cristo hace que todos aquellos en los que ella se encuentra formen un solo cuerpo, pienso que también de la misma manera el Espíritu de Dios que habita en todos, único e indivisible, los lleva a todos a la unidad espiritual» (San Cirilo de Alejandría, Commentarius in Iohannem, 11, 11: PG 74, 561). 

741.  "El Espíritu viene en ayuda de nuestra flaqueza. Pues nosotros no sabemos pedir como conviene; mas el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos inefables" (Rm 8, 26). El Espíritu Santo, artífice 
de las obras de Dios, es el Maestro de la oración (esto será el objeto de la Cuarta parte del Catecismo

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