Sí. Jesús no sólo perdonó él mismo los
pecados, también confió a la Iglesia la
misión y el poder de librar a los hombres de
sus pecados. [981983,986987]
Mediante el ministerio del sacerdote se concede al
pecador el perdón de Dios y la culpa queda
borrada tan completamente como si nunca
hubiera existido. Esto lo puede realizar un
PRESBÍTERO sólo porque Jesús le hace partícipe
de su propio poder divino de perdonar pecados.
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981. Cristo, después de su Resurrección envió a sus Apóstoles a
predicar "en su nombre la conversión para perdón de los pecados a
todas las naciones" (Lc 24, 47). Este "ministerio de la reconciliación"
(2 Co 5, 18), no lo cumplieron los Apóstoles y sus sucesores
anunciando solamente a los hombres el perdón de Dios merecido para
nosotros por Cristo y llamándoles a la conversión y a la fe, sino
comunicándoles también la remisión de los pecados por el Bautismo y
reconciliándolos con Dios y con la Iglesia gracias al poder de las
llaves recibido de Cristo:
La Iglesia «ha recibido las llaves del Reino de los cielos, a fin de que se
realice en ella la remisión de los pecados por la sangre de Cristo y la
acción del Espíritu Santo. En esta Iglesia es donde revive el alma, que
estaba muerta por los pecados, a fin de vivir con Cristo, cuya gracia nos
ha salvado» (San Agustín, Sermo 214, 11)
987. "En la remisión de los pecados, los sacerdotes y los sacramentos
son como instrumentos de los que quiere servirse nuestro Señor
Jesucristo, único autor y dispensador de nuestra salvación, para
borrar nuestras iniquidades y darnos la gracia de la justificación"
(Catecismo Romano, 1, 11, 6)
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