El término bíblico «carne» designa al hombre en su condición
de debilidad y de mortalidad. Pero Dios no contempla la
carne humana como algo de escaso valor. En Jesús él mismo
tomó «carne» (ENCARNACIÓN), para salvar al hombre. Dios
no sólo salva el espíritu del hombre, salva al hombre todo
entero, en cuerpo y alma. [988991,9971001,1015]
Dios nos ha creado con cuerpo (carne) y alma. Al final del mundo él
no abandonará la «carne», ni a su creación como si fuera un juguete
viejo. En el «último día» nos resucitará en la carne. Esto quiere decir
que seremos transformados, pero que nos encontraremos, no
obstante, en nuestro elemento. Tampoco para Jesucristo fue un mero
episodio el estar en la carne. Cuando el Resucitado se apareció, los
discípulos contemplaron sus heridas corporales.
988. El Credo cristiano –profesión de nuestra fe en Dios Padre, Hijo
y Espíritu Santo, y en su acción creadora, salvadora y santificadora–
culmina en la proclamación de la resurrección de los muertos al fin de
los tiempos, y en la vida eterna.
997. ¿Qué es resucitar? En la muerte, separación del alma y el
cuerpo, el cuerpo del hombre cae en la corrupción, mientras que su
alma va al encuentro con Dios, en espera de reunirse con su cuerpo
glorificado. Dios en su omnipotencia dará definitivamente a nuestros
cuerpos la vida incorruptible uniéndolos a nuestras almas, por la virtud
de la Resurrección de Jesús.
1001. ¿Cuándo? Sin duda en el "último día" (Jn 6, 39-40. 44. 54; 11,
24); "al fin del mundo" (LG 48). En efecto, la resurrección de los
muertos está íntimamente asociada a la Parusía de Cristo:
«El Señor mismo, a la orden dada por la voz de un arcángel y por la
trompeta de Dios, bajará del cielo, y los que murieron en Cristo
resucitarán en primer lugar» (1 Ts 4, 16).
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