lunes, 25 de marzo de 2019

165. ¿Por qué decimos «Amén» al confesar nuestra fe?-CATEQUESIS-



Decimos Amén —es decir, sí— al confesar  nuestra fe porque Dios nos llama como testigos  de la fe. Quien dice Amén, asiente con alegría y  libremente a la acción de Dios en la Creación y  en la Salvación. [1061­1065] La palabra hebrea «Amén» procede de una familia de  palabras que significan tanto «fe» como «solidez,  fiabilidad, fidelidad». «Quien dice Amén pone su  firma» (san Agustín). Este sí incondicional lo  podemos pronunciar únicamente porque Jesús se ha  revelado para nosotros en su Muerte y Resurrección  como fiel y digno de confianza. Él mismo es el  «Amén» humano a todas las promesas de Dios, así como el «Amén» definitivo de Dios para nosotros

1061. El Credo, como el último libro de la Sagrada Escritura (cf. Ap 22, 21), se termina con la palabra hebrea Amen. Se encuentra también frecuentemente al final de las oraciones del Nuevo Testamento. Igualmente, la Iglesia termina sus oraciones con un Amén.

1065. Jesucristo mismo es el "Amén" (Ap 3, 14). Es el "Amén" definitivo del amor del Padre hacia nosotros; asume y completa nuestro "Amén" al Padre: «Todas las promesas hechas por Dios han tenido su "sí" en él; y por eso decimos por él "Amén" a la gloria de Dios» (2 Co 1, 20): «Por Él, con Él y en Él, a ti, Dios Padre omnipotente, en la unidad del Espíritu Santo, todo honor y toda gloria, por los siglos de los siglos. AMÉN»


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