La santa misa comienza con la reunión de los fieles y la entrada del SACERDOTE y los servidores del altar (acólitos, lectores, cantores, etc.). Tras el saludo viene la
confesión general de los pecados, que desemboca en el KYRIE. Los domingos (excepto en los tiempos de Cuaresma y Adviento) y las fiestas se canta o se proclama el
GLORIA. La oración colecta introduce una o dos lecturas del NUEVO o del ANTIGUO TESTAMENTO, junto con el salmo responsorial. Antes del Evangelio es el momento
de entonar el ALELUYA. Después de la proclamación del Evangelio el PRESBÍTERO o el DIÁCONO pronuncian la HOMILÍA, al menos los domingos y solemnidades.
Sólo los domingos y solemnidades la comunidad proclama la fe común en el CREDO, al que siguen las preces. La segunda parte de la Santa Misa comienza con la
presentación de las ofrendas, que se cierra con la oración sobre las ofrendas. El punto culminante de la celebración eucarística es la Plegaria Eucarística, introducida por
el prefacio y el SANTO. Luego, en la consagración, se transforman los dones de pan y vino en el Cuerpo y la Sangre de Cristo. La Plegaria Eucarística desemboca
finalmente en la DOXOLOGÍA, que da paso a la oración del Padrenuestro. Después viene la oración de la paz, el AGNUS DEI, la fracción del pan y el reparto de los dones
sagrados a los fieles, por lo general, sólo bajo la forma del Cuerpo de Cristo. La Santa Misa finaliza con un tiempo de meditación, la acción de gracias, la oración final y la
BENDICIÓN que imparte el sacerdote. [13481355]
1348. Todos se reúnen. Los cristianos acuden a un mismo lugar para
la asamblea eucarística. A su cabeza está Cristo mismo que es el actor
principal de la Eucaristía. Él es sumo sacerdote de la Nueva Alianza.
Él mismo es quien preside invisiblemente toda celebración eucarística.
Como representante suyo, el obispo o el presbítero (actuando in
persona Christi capitis) preside la asamblea, toma la palabra después
de las lecturas, recibe las ofrendas y dice la plegaria eucarística. Todos
tienen parte activa en la celebración, cada uno a su manera: los
lectores, los que presentan las ofrendas, los que dan la comunión, y el
pueblo entero cuyo "Amén" manifiesta su participación.
1355. En la comunión, precedida por la oración del Señor y de la
fracción del pan, los fieles reciben "el pan del cielo" y "el cáliz de la
salvación", el Cuerpo y la Sangre de Cristo que se entregó "para la
vida del mundo" (Jn 6,51):
Porque este pan y este vino han sido, según la expresión antigua
"eucaristizados" (cf. San Justino, Apologia, 1, 65), "llamamos a este
alimento Eucaristía y nadie puede tomar parte en él si no cree en la
verdad de lo que se enseña entre nosotros, si no ha recibido el baño para
el perdón de los pecados y el nuevo nacimiento, y si no vive según los
preceptos de Cristo" (San Justino, Apologia, 1, 66: CA 1, 180 [PG 6,
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