sábado, 25 de mayo de 2019

223. ¿De qué modo es la sagrada Eucaristía una anticipación de la vida eterna?- CATEQUESIS-



Jesús prometió a sus discípulos, y con ello  también a nosotros, que nos sentaríamos un  día a la mesa con él. Por eso cada Santa  Misa es «memorial de la pasión, plenitud de  la gracia, prenda de la gloria futura»  (oración «O sacrum convivium» recogida en  la antífona del Magníficat en las II Vísperas  de la fiesta de Santísimo Cuerpo y Sangre  de Cristo). [1402­1405]

1402. En una antigua oración, la Iglesia aclama el misterio de la Eucaristía: O sacrum convivium in quo Christus sumitu. Recolitur 817 838 1536 1438 1385 1323 1130 671 1041 1028 memoria passionis Eius; mens impletur gratia et futurae gloriae nobis pignus datur ("¡Oh sagrado banquete, en que Cristo es nuestra comida; se celebra el memorial de su pasión; el alma se llena de gracia, y se nos da la prenda de la gloria futura!") (Solemnidad del Santísimo Cuerpo y Sangre de Cristo, Antífona del «Magnificat» para las II Vísperas: Liturgia de las Horas). Si la Eucaristía es el memorial de la Pascua del Señor y si por nuestra comunión en el altar somos colmados "de gracia y bendición" (Plegaria Eucarística I o Canon Romano 96: Misal Romano), la Eucaristía es también la anticipación de la gloria celestia

1405. De esta gran esperanza, la de los cielos nuevos y la tierra nueva en los que habitará la justicia (cf. 2 P 3,13), no tenemos prenda más segura, signo más manifiesto que la Eucaristía. En efecto, cada vez que se celebra este misterio, "se realiza la obra de nuestra redención" (LG 3) y "partimos un mismo pan [...] que es remedio de inmortalidad, antídoto para no morir, sino para vivir en Jesucristo para siempre" (San Ignacio de Antioquía, Epistula ad Ephesios, 20, 2).

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