lunes, 11 de noviembre de 2019

15. ¿Por qué la Biblia dice que son 144 mil los que se salvarán?. Apologetica




En Apocalipsis 7 encontramos el número de los que se podrán salvar: 144 mil. Este número tan pequeño en comparación a la gran cantidad de gente que ha habido y habrá, no deja de preocupar a quien tiene deseo de salvarse. ¿Por qué el Señor estableció para salvar a tan poca gente?

La enseñanza que divulgan los Testigos de Jehová con respecto al número de los salvados esta tomado de Ap 14, 1.3. Pero, según ellos, para que uno no se desanime y se adhiera a su secta, dan otra posibilidad de salvarse a medias.

He aquí lo que enseñan en su libro «La verdad que lleva a la Vida Eterna»:

«Vi al Cordero, que estaba de pie sobre el monte Sión. Con él había ciento cuarenta y cuatro mil personas que tenían escrito en la frente el nombre del Cordero y de su Padre. Y cantaban un canto nuevo delante del trono y delante de los cuatro seres vivientes y de los ancianos. Ninguno podía aprender aquel canto, sino solamente los ciento cuarenta y cuatro mil que fueron salvados de entre los de la tierra» (Ap 14,1.3).

«Los que son llamados por Dios para participar en tal servicio celestial son pocos. Como Jesús dijo, son un “rebaño pequeño”. Años después de su regreso al cielo, Jesús dio a saber el número exacto en una visión dada al apóstol Juan, quien escribió: “Vi y ¡miren! El Cordero de pie sobre el monte Sión y con él ciento cuarenta y cuatro mil… que han sido comprados de la Tierra.

No obstante, los del “rebaño pequeño” que va al cielo no son los únicos que reciben salvación. Como hemos visto, tendrá súbditos terrestres felices. Jesús se refirió a éstos como sus “otras ovejas” de las cuales aún ahora una gran muchedumbre sirve a Dios fielmente» (Pág. 77).

El sistema que usan los Testigos de Jehová consiste en sacar los textos que les conviene, pero esto es muy arbitrario. No tienen en cuenta el contexto, mueven a su antojo el punto y la coma, y cambian el sentido en la traducción.

Ante todo hay que notar que, en el Apocalipsis, san Juan utiliza con profusión el simbolismo de los números: el 12 significa la perfección y el 1,000 una multitud indeterminada. Los144, 000 (12 al cuadrado significa la perfección y 1,000 una multitud indeterminada) representan, por consiguiente, la multitud de los fieles de Cristo, que son un número indefinido.

Es un error craso el despojar estos números del simbolismo, pues de tomarlos al pie de la letra, esta afirmación se opondría a otros textos bíblicos que afirman que la salvación esta abierta a todos, y no a un número determinado de personas: «…pues él quiere que todos se salven y lleguen a conocer la verdad» (1Tm  2, 4).

La distinción que hacen los Testigos entre los 144, 000 y los demás «terrestres felices», no tiene fundamento alguno en la Biblia, sino y solamente en su fantasía. Dios en efecto, quiere que todos los hombres, sin distinción, lleguen al Reino de los Cielos.

Dice San Pablo: «No hay diferencia entre los judíos y los no judíos; pues el mismo Señor es Señor de todos, y da con abundancia a todos los que lo invocan. Porque esto es lo que dice: “Todos los que invoquen el nombre del Señor, alcanzarán la salvación”» (Ro 10, 12-13).

Lo mismo afirma San Pedro: «… Ahora entiendo que deveras Dios no hace diferencia entre una persona y otra, sino que en cualquier nación acepta a los que lo reverencian y hacen lo bueno» (Hch 10, 34-35).

En ninguna parte del evangelio leemos que Cristo vino solamente para un grupo de privilegiados. Al contrario, su interés para con los pecadores demuestra su deseo de salvar a todos los hombres: «Pues el Hijo del hombre ha venido a buscar y salvar lo que se había perdido» (Lc 19, 10). Por eso ordenó a sus Apóstoles que fueran a predicar «a toda la creación»: «Y les dijo: “Vayan por todo el mundo y anuncien a todos la buena noticia”» (Mc 16, 15).

El evangelio también ignora cualquier otro género de salvación que no sea la felicidad celestial. Nuestro Señor mismo nos dijo en qué consiste esta felicidad: «Y la vida eterna consiste en que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien tú enviaste» (Jn 17, 3).

En cuanto a los textos que presentan los Testigos de Jehová para describir la nueva tierra, que prometen a los que no pueden formar parte de los 144,000, son de dos clases: del Antiguo Testamento y del Apocalipsis. En el Antiguo Testamento, los profetas describían la felicidad que esperaba a los desterrados valiéndose de imágenes poéticas y de prosperidad material. Así acentuaban la alegría que daría el Mesías. El texto del Apocalipsis que hace mención del «cielo nuevo y tierra nueva» (Ap 21, 1), es idéntico al de Isaías 65, 17. Se trata claramente de una imagen de la Patria Celestial.

San Juan no pone ninguna oposición entre el cielo y la tierra, como si dos grupos diferentes debieran habitar el uno y la otra. Al contrario, aparece claramente que se trata de una sociedad completa y única de todos los que serán salvados: «Vi la ciudad santa, la nueva Jerusalén, que bajaba del cielo, de la presencia de Dios. Estaba arreglada como una novia vestida para su prometido. Y oí una fuerte voz que venía del tono, y que decía: Aquí está el lugar donde Dios vive con los hombres. Vivirá con ellos, y ellos serán sus pueblos, y Dios mismo estará con ellos como su Dios» (Ap 21, 2-3).

Evidentemente, el «cielo nuevo y la tierra nueva» forman una sola patria, la de los bienaventurados que alcanzarán la salvación.

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