LA NATURALEZA DIVINA DE JESÚS PARTE I
En el Antiguo Testamento el profeta Isaías
había revelado al pueblo de Israel que el HIJO DE DIOS sería llamado el Emmanuel (7,14), que en hebreo traduce DIOS
CON NOSOTROS. Igualmente, el mismo profeta en otro de sus apartes lo llamó
también DIOS INVENCIBLE (9,6); el autor de la carta a los hebreos (1,8) agrega:
más del Hijo dice (el Padre): Tu trono, OH Dios, por el siglo del siglo, cetro
de equidad es el cetro de tu reino (Véase también Salmo 45,6-7). Del mismo
modo, el nombre de JESUS quiere decir en hebreo DIOS SALVA; así lo identificó
el Arcángel San Gabriel al anunciarle a la Virgen María su misión (Lucas
1,31-33).
Claro está, que el libro bíblico donde más se hace
alusión a la naturaleza divina de Jesús se encuentra condensado en el evangelio
de San Juan; escrito en la ciudad de Éfeso a finales del siglo I, por petición
de los obispos de Asia Menor, para refutar y aclarar el error teológico que
empezaba a extender un hereje de nombre Cerinto en compañía de los ebionitas,
los cuales negaban esta verdad de Fe. Así lo demuestra el prólogo: En el
principio existía el Verbo,
y el Verbo estaba con Dios, y el Verbo era Dios (En archê en ho Logos kai ho Logos en pros ton Theon kai ho Logos en
Theos). Comparar con (1 Juan 1,1-3).
El prólogo del evangelio de Juan versos 1 al 3
y 14, establece tres facetas principales del Logos Theou (el Verbo ontológico encarnado) y su actividad:
Ø Su divinidad e íntima
relación con el Padre desde toda la eternidad.
Ø Su obra como agente de la
creación del universo.
Ø Su encarnación por medio de
la Virgen María.
El evangelista utiliza dos verbos griegos que en español son el
equivalente a SER, EXISTIR o ESTAR. Estos son: en, que se puede definir como existir sin principio en el tiempo.
El segundo, egenetos significa
existir con un principio. En el capítulo uno en los versículos 1 al 2, el
Apóstol utiliza 4 veces el verbo en
para referirse a Cristo. Al transcribir el texto, lo pondremos en mayúsculas:
En el principio EXISTÍA la Palabra y la Palabra ESTABA con Dios, y la Palabra
ERA Dios. Ella ESTABA en el principio con Dios. En el versículo 3, al hablar de
la creación emplea el verbo egenetos.
Todo se HIZO por ella y sin ella no se HIZO nada de cuanto existe. Claramente,
San Juan hace una diferencia entre el creador, Jesús, quien siendo Dios no tuvo
principio ni tendrá fin, y la creación que sí tuvo un comienzo.
Las Sagradas Escrituras nos indican que
Jesús no fue CREADO sino ENGENDRADO. En forma metafórica equivale a decir ENGENDRADO DE DIOS (gennétheis ek tou Theou) (Salmo 2,7;
Proverbios 8,25; Hechos 13,33; Hebreos 1,5; 5,5), o usualmente NACIDO DE DIOS (gegennémenos ek tou Theou) (1 Juan
5,18). El aoristo gennétheis describe la acción realizada una vez y para siempre, mientras que el
perfecto gegennémenos habla de una
continuación de la acción ya consumada, en la cual todo creyente como HIJO
ADOPTIVO del Padre Eterno está llamado a permanecer por la fe en su Unigénito,
nuestro hermano mayor (Juan 1,12-13). Por lo tanto, Jesucristo HA VENIDO DE DIOS (Juan 6,46;
13,13), bajado del
cielo (en griego katabasis, es decir DESCENDIMIENTO) (Juan 3,13), <<Porque en él
habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad>> (Colosenses 2,9). Habitar en la traducción griega de la palabra katiokeo, puede traducirse como
establecerse permanentemente en una vivienda, mientras que plenitud viene del
griego pleroma, que indica que se
llena la plenitud de la DEIDAD o DIVINIDAD (theotes).
Este texto afirma que la NATURALEZA o la ESCENCIA divina completa se manifiesta
en la persona de Jesucristo. Igualmente, <<Él
es el resplandor glorioso de Dios, la representación (del griego charaktér) misma de lo que Dios es>>
(Hebreo 1,3). El término charaktér, es la
única vez que se usa en el Nuevo Testamento, y significa IMPRIMIR SOBRE o SELLAR.
Del mismo modo, hablar de RESPLANDOR, es
aclarar que tiene la misma IMPRESION o SUSTANCIA de Dios (hypostasis). O también <<la imagen (del griego eikón) del Dios invisible>>
(Colosenses 1,15; Véase también 2 Corintios 4,4). Nótese
bien, que Pablo pudo haber usado la expresión homoima. Esta palabra indica una semejanza con un arquetipo.
También pudo haber empleado el vocablo eidos,
que significa una forma o la forma, pero el apóstol utilizó eikón para afirmar que Jesús es la
imagen misma del Padre en su SUSTANCIA, ESENCIA y SER (véase Juan 14, 7-8-9).
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