«En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo»
el hombre es bautizado con un nombre. El nombre y el
rostro son los que hacen único al hombre, también y
finalmente ante Dios. «No temas, que te he redimido, te
he llamado por tu nombre, tú eres mío». (Is 43,1). [2158]
Los cristianos tratan con respeto el nombre de cada persona,
porque el nombre está profundamente unido a la identidad y a
la dignidad del hombre. Desde antiguo los cristianos buscan
para sus hijos un nombre en la lista de los santos; lo hacen en
la creencia de que el patrono es un modelo para ellos e
intercede de modo especial por ellos ante Dios. 201
2158. Dios llama a cada uno por su nombre (cf. Is 43, 1; Jn 10, 3). El
nombre de todo hombre es sagrado. El nombre es la imagen de la
persona. Exige respeto en señal de la dignidad del que lo lleva.
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