El SÁBADO es para el pueblo de Israel el gran signo que le
recuerda a Dios, el Creador y el liberador. [21682172,2189]
El SÁBADO recuerda, por un lado, el séptimo día de la Creación en el que
se dice que Dios «descansó y tomó respiro» (Éx 31,17), en cierto modo como
autorización a todos los hombres para interrumpir el trabajo y recobrar el
aliento. Incluso a los siervos se les debe permitir celebrar el sábado. Esto
recuerda el otro gran memorial, la liberación de Israel de la esclavitud de
Egipto: «Recuerda que fuiste esclavo en la tierra de Egipto» (Dt 5,15). El
sábado es por tanto una fiesta de la liberación humana, el sábado se puede
tomar respiro, en él se suspende la división del mundo en señores y siervos.
En el judaísmo tradicional este día de la libertad y del descanso es
considerado también como una especie de anticipo del mundo futuro. 47
2168. El tercer mandamiento del Decálogo proclama la santidad del
sábado: ―El día séptimo será día de descanso completo, consagrado al
Señor‖ (Ex 31, 15).
2172. La acción de Dios es el modelo de la acción humana. Si Dios
―tomó respiro‖ el día séptimo (Ex 31, 17), también el hombre debe
―descansar‖ y hacer que los demás, sobre todo los pobres, ―recobren
aliento‖ (Ex 23, 12). El sábado interrumpe los trabajos cotidianos y
concede un respiro. Es un día de protesta contra las servidumbres del
trabajo y el culto al dinero (cf. Ne 13, 15-22; 2 Cro 36, 21).
2189. “Guardarás el día del sábado para santificarlo” (Dt 5, 12).
“El día séptimo será día de descanso completo, consagrado al Señor”
(Ex 31, 15).
2190. El sábado, que representaba la coronación de la primera
creación, es sustituido por el domingo que recuerda la nueva
creación, inaugurada por la resurrección de Cristo.
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