Quien es ordenado recibe un don del
Espíritu Santo que le confiere un poder
sagrado y que le es otorgado por Cristo por
medio del Obispo. [1538]
Ser PRESBÍTERO o sacerdote no supone
únicamente asumir una función o un cargo.
Mediante el Orden, el sacerdote recibe como don
una fuerza particular y una misión en favor de
sus hermanos en la fe. 150,215,228,236
1538. La integración en uno de estos cuerpos de la Iglesia se hacía
por un rito llamado ordinatio, acto religioso y litúrgico que era una
consagración, una bendición o un sacramento. Hoy la palabra
ordinatio está reservada al acto sacramental que incorpora al orden de
los obispos, de los presbíteros y de los diáconos y que va más allá de
una simple elección, designación, delegación o institución por la
comunidad, pues confiere un don del Espíritu Santo que permite
ejercer un "poder sagrado" (sacra potestas) (cf. LG 10) que sólo puede
venir de Cristo, a través de su Iglesia. La ordenación también es
llamada consecratio porque es un "poner aparte" y un "investir" por
Cristo mismo para su Iglesia. La" imposición de manos" del obispo,
con la oración consecratoria, constituye el signo visible de esta
consagración.
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