La piedad popular, que se expresa en la
veneración de RELIQUIAS, en procesiones,
peregrinaciones y devociones, es una forma
importante de la inculturación de la fe que
es buena en tanto sea eclesial, conduzca a
Cristo y no pretenda ganarse el cielo por
medio de obras al margen de la gracia de
Dios. [16741676]
1674. Además de la liturgia sacramental y de los sacramentales, la
catequesis debe tener en cuenta las formas de piedad de los fieles y de
religiosidad popular. El sentido religioso del pueblo cristiano ha
encontrado, en todo tiempo, su expresión en formas variadas de piedad
en torno a la vida sacramental de la Iglesia: tales como la veneración
de las reliquias, las visitas a santuarios, las peregrinaciones, las
procesiones, el vía crucis, las danzas religiosas, el rosario, las
medallas, etc. (cf. Concilio de Nicea II: DS 601; 603; Concilio de
Trento: DS 1822).
1676. Se necesita un discernimiento pastoral para sostener y apoyar la
religiosidad popular y, llegado el caso, para purificar y rectificar el sentido
religioso que subyace en estas devociones y para hacerlas progresar en el
conocimiento del Misterio de Cristo. Su ejercicio está sometido al cuidado y
al juicio de los obispos y a las normas generales de la Iglesia (cf. CT 54).
«La religiosidad del pueblo, en su núcleo, es un acervo de valores que
responde con sabiduría cristiana a los grandes interrogantes de la
existencia. La sapiencia popular católica tiene una capacidad de síntesis
vital; así lleva conjunta y creadoramente lo divino y lo humano; Cristo y
María, espíritu y cuerpo; comunión e institución; persona y comunidad;
fe y patria, inteligencia y afecto. Esa sabiduría es un humanismo cristiano
que afirma radicalmente la dignidad de toda persona como hijo de Dios,
establece una fraternidad fundamental, enseña a encontrar la naturaleza y
a comprender el trabajo y proporciona las razones para la alegría y el
humor, aun en medio de una vida muy dura. Esa sabiduría es también
para el pueblo un principio de discernimiento, un instinto evangélico por
el que capta espontáneamente cuándo se sirve en la Iglesia al Evangelio y
cuándo se lo vacía y asfixia con otros intereses (III Conferencia General
del Episcopado Latinoamericano, Puebla. la Evangelización en el
presente y en el futuro de América Latina, 448; cf. EN 48)
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