En la ordenación presbiteral el OBISPO invoca el poder de
Dios sobre el candidato al Orden. Ese poder marca a esta
persona con un sello indeleble que nunca le abandonará. Como
colaborador de su obispo, el PRESBÍTERO anuncia la Palabra
de Dios, administra los SACRAMENTOS y ante todo celebra la
sagrada EUCARISTÍA. [15621568]
En el transcurso de la Santa Misa, la ordenación sacerdotal comienza
con la llamada de los candidatos por su nombre. Después de la homilía
del obispo, el futuro sacerdote promete obediencia al obispo y a sus
sucesores. la ordenación propiamente dicha se realiza mediante la
imposición de las manos del obispo y la oración propia. 215, 236, 259
1562. "Cristo, a quien el Padre santificó y envió al mundo, hizo a los
obispos partícipes de su misma consagración y misión por medio de
los Apóstoles, de los cuales son sucesores. Estos han confiado
legítimamente la función de su ministerio en diversos grados a
diversos sujetos en la Iglesia" (LG 28). "La función ministerial de los
obispos, en grado subordinado, fue encomendada a los presbíteros
para que, constituidos en el orden del presbiterado, fueran los
colaboradores del orden episcopal para realizar adecuadamente la
misión apostólica confiada por Cristo" (PO 2).
1569. «En el grado inferior de la jerarquía están los diáconos, a los
que se les imponen las manos "para realizar un servicio y no para
ejercer el sacerdocio"» (LG 29; cf. CD 15). En la ordenación al
diaconado, sólo el obispo impone las manos, significando así que el
diácono está especialmente vinculado al obispo en las tareas de su
"diaconía" (cf. San Hipólito Romano, Traditio apostolica 8).
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