¿SE PUEDE VIIR FELIZ PARA SIEMPRE?
Autor: Margarita de Jesús HMSP
La mayoría de nosotros hemos
visto, escuchado o leído algun cuento cuyo final es: «…y vivieron felices para
siempre.»; A todos nos gustaria una historia de amor con final feliz; aunque
para muchos en este tiempo es una meta dificil de alcanzar incluso una utopía.
La
palabra felicidad felicidad proviene del latín felicitas,
que a su vez se deriva de felix, felicis, que significa
«fértil» o «fecundo». Para Aristóteles, el gran filósofo griego la
felicidad se relaciona con el equilibrio y la armonía, según sus propias
palabras: «El hombre feliz vive bien y
obra bien», dicho de otra forma: «El obrar sigue al ser para la consecución de
su finalidad».
Ahora bien, para nosotros ¿en
dónde se encuentra la felicidad? En primer lugar, depende de la vocación a la
que hemos sido llamados:
Si es en el matrimonio ¿cuál
es la finalidad de casarse?, ¿qué ella cocine?, ¿qué él gane dinero?, ¿qué
tengan hijos? Bien, con el matrimonio vienen las dificultades, los problemas,
las carencias materiales, las diferencias si no se esta preparado para las
dificultades «se acaba la felicidad» y con ello el amor; y la vida juntos se
vuelve imposible.
El origen de toda ruptura es
la soberbia, el orgullo; con ello llega la impaciencia, las faltas de respeto y
se ignoran las necesidades del otro. Es necesario saber que el amor crece en la medida de la entrega
mutua.
En la vida de soltería, ¿cual
es la finalidad?: ¿ser independiente? ¿ir de una relación a otra? La persona
soltera, que vive dignamente su castidad es de gran ayuda para los servicios
apostólicos y sociales.
Mientras que la vida
consagrada, no es sólo para admirar. Es el ideal de vida cristiana más
perfecta. No significa que todos los religiosos sean perfectos cristianos, pero
si que deberian estar en la lucha.
La felicidad no se vive a
solas, debe ser compartida, se alcanza en la medida en que sirvamos a los
demás, para lo cual se pasa por el sacrificio. Pero sacrificio por amor, eso
realiza de lo contrario lleva al recentimiento y a la desesperación; lo cual
sólo es posible si en nustras vidas esta presente Dios. Sólo de esta manera
tendremos un final feliz.
Dice la palabra de Dios en el
Salmo 1, 1. 3 «Feliz el hombre que no
sigue el consejo de los malvados, ni va por el camino de los pecadores, ni hace
causa común con los que se burlan de Dios, Ese hombre es como un árbol plantado
a la orilla de un río, que da su fruto a su tiempo y jamás se marchitan sus
hojas. ¡Todo lo que hace, le sale bien!»
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