martes, 23 de julio de 2019

271. ¿Qué quiere decir que la familia es una «iglesia doméstica»?-CATEQUESIS-



Lo que la IGLESIA es en lo grande, es la familia en lo pequeño: una imagen del  amor de Dios en la comunión de las personas. Todo matrimonio se perfecciona en  la apertura a otros, a los niños que son don de Dios, en la acogida mutua, en la  hospitalidad, en [a disponibilidad para otros. [1655­1657] Nada en la Iglesia primitiva fascinaba más a los hombres en el «nuevo camino» de los  cristianos que las «iglesias domésticas». Con frecuencia alguien «creyó en el Señor con toda  su familia; también otros muchos corintios ... creían y se bautizaban» (Hch l8,8). En un  mundo no creyente surgían islotes de fe vivida, lugares de oración, de compartir, de  hospitalidad cordial. Roma, Corinto, Antioquía, las grandes ciudades de la Antigüedad,  quedaron pronto inundadas de iglesias domésticas como si fueran puntos de luz. También  hoy en día las familias, en las que Cristo se encuentra en su casa, son el gran fermento de  renovación de nuestra sociedad. 368

1655. Cristo quiso nacer y crecer en el seno de la Sagrada Familia de José y de María. La Iglesia no es otra cosa que la "familia de Dios". Desde sus orígenes, el núcleo de la Iglesia estaba a menudo constituido por los que, "con toda su casa", habían llegado a ser creyentes (cf. Hch 18,8). Cuando se convertían deseaban también que se salvase "toda su casa" (cf. Hch 16, 31; 11,14). Estas familias convertidas eran islotes de vida cristiana en un mundo no creyente

1657. Aquí es donde se ejercita de manera privilegiada el sacerdocio bautismal del padre de familia, de la madre, de los hijos, de todos los miembros de la familia, "en la recepción de los sacramentos, en la oración y en la acción de gracias, con el testimonio de una vida santa, con la renuncia y el amor que se traduce en obras" (LG 10). El hogar es así la primera escuela de vida cristiana y "escuela del más rico humanismo" (GS 52,1). Aquí se aprende la paciencia y el gozo del trabajo, el amor fraterno, el perdón generoso, incluso reiterado, y sobre todo el culto divino por medio de la oración y la ofrenda de la propia vida.

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