sábado, 10 de agosto de 2019

289. ¿ Hay que dejar al hombre actuar según su voluntad aunque se decida por el mal?-CATEQUESIS-



El ejercicio de la libertad es un derecho original de la  dignidad humana; la libertad del individuo sólo  puede ser limitada por las leyes civiles cuando  mediante el ejercicio de su libertad lesione la  dignidad y la libertad de los demás. [1738, 1740] La libertad no sería tal libertad si no incluyera la libertad de  elegir también lo equivocado. Se atentaría contra la dignidad  de una persona si no se respetara su libertad. Una de las  tareas centrales del Estado es proteger los derechos de  libertad de todos sus ciudadanos (libertad de religión, de  reunión y asociación, de opinión, de ejercicio profesional,  etc.). La libertad de cada uno es el límite para la libertad del  otro.

1738. La libertad se ejercita en las relaciones entre los seres humanos. Toda persona humana, creada a imagen de Dios, tiene el derecho natural de ser reconocida como un ser libre y responsable. Todo hombre debe prestar a cada cual el respeto al que éste tiene derecho. El derecho al ejercicio de la libertad es una exigencia inseparable de la dignidad de la persona humana, especialmente en 1036 1804 1793 597 2568 2263 2106 387 401 2108 1887 782 materia moral y religiosa (cf. DH 2). Este derecho debe ser reconocido y protegido civilmente dentro de los límites del bien común y del orden público (cf. DH 7).

1740. Amenazas para la libertad. El ejercicio de la libertad no implica el derecho a decir y hacer cualquier cosa. Es falso concebir al hombre ―sujeto de esa libertad como un individuo autosuficiente que busca la satisfacción de su interés propio en el goce de los bienes terrenales‖ (Congregación para la Doctrina de la Fe, Instr. Libertatis conscientia, 13). Por otra parte, las condiciones de orden económico y social, político y cultural requeridas para un justo ejercicio de la libertad son, con demasiada frecuencia, desconocidas y violadas. Estas situaciones de ceguera y de injusticia gravan la vida moral y colocan tanto a los fuertes como a los débiles en la tentación de pecar contra la caridad. Al apartarse de la ley moral, el hombre atenta contra su propia libertad, se encadena a sí mismo, rompe la fraternidad con sus semejantes y se rebela contra la verdad divina 



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