No, las pasiones pueden ser muy valiosas. Sólo
por una mala orientación, las pasiones, que
están pensadas para la realización vigorosa del
bien, se convierten en colaboradoras del mal.
[17671770, 17731775]
Las pasiones que se orientan al bien se convierten en
virtudes por medio del discernimiento de la razón.
Son entonces las propulsoras de una vida de lucha en
pro del amor y la justicia. Las pasiones que dominan
al hombre, oscureciendo la luz de la razón, y le
privan de su libertad y le empujan al mal se llaman
vicios.
1767. En sí mismas, las pasiones no son buenas ni malas. Sólo
reciben calificación moral en la medida en que dependen de la razón y
de la voluntad. Las pasiones se llaman voluntarias ―o porque están
ordenadas por la voluntad, o porque la voluntad no se opone a ellas‖
(Santo Tomás de Aquino, Summa theologiae, 1-2, q. 24, a. 1, c).
Pertenece a la perfección del bien moral o humano el que las pasiones
estén reguladas por la razón (cf. Santo Tomás de Aquino, Summa
theologiae, 1-2, q. 24, a. 3, c).
1770. La perfección moral consiste en que el hombre no sea movido
al bien sólo por su voluntad, sino también por su apetito sensible
según estas palabras del salmo: ―Mi corazón y mi carne gritan de
alegría hacia el Dios vivo‖ (Sal 84,3)
1773. En las pasiones, en cuanto impulsos de la sensibilidad, no hay
ni bien ni mal moral. Pero según dependan o no de la razón y de la
voluntad, hay en ellas bien o mal moral.
1775. La perfección del bien moral consiste en que el hombre no sea
movido al bien sólo por su voluntad, sino también por su “corazón”.
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