No. Si uno se ha examinado detalladamente
y ha llegado a un juicio cierto, hay que
seguir en cualquier circunstancia la propia
voz interior, aun corriendo el riesgo de
hacer algo equivocado. [17901794,18011802]
Dios no nos acusa del mal que se provoca por un
juicio de conciencia erróneo no culpable. Por
mucho que haya que seguir finalmente la voz de
la propia conciencia, hay que ver claro que,
invocando abusivamente una supuesta
conciencia, en ocasiones se ha falsificado,
asesinado, torturado y engañado.
1790. La persona humana debe obedecer siempre el juicio cierto de
su conciencia. Si obrase deliberadamente contra este último, se
condenaría a sí mismo. Pero sucede que la conciencia moral puede
estar afectada por la ignorancia y puede formar juicios erróneos sobre
actos proyectados o ya cometidos.
1794. La conciencia buena y pura es iluminada por la fe verdadera.
Porque la caridad procede al mismo tiempo ―de un corazón limpio, de
una conciencia recta y de una fe sincera‖ (1 Tm 1,5; cf. 1 Tm 3, 9; 2
Tm 1, 3; 1 P 3, 21; Hch 24, 16).
1801. La conciencia moral puede permanecer en la ignorancia o
formar juicios erróneos. Estas ignorancias y estos errores no están
siempre exentos de culpabilidad.
1802. La Palabra de Dios es una luz para nuestros pasos. Es preciso
que la asimilemos en la fe y en la oración, y la pongamos en práctica.
Así se forma la conciencia moral.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario