El hombre está en condiciones de distinguir las acciones buenas
de las malas ejercitando su inteligencia y siguiendo la voz de su
conciencia. [17491754,17571758]
Para poder distinguir mejor las acciones buenas de las malas existen las
siguientes directrices:
1. Lo que hago debe ser bueno; no es suficiente con una buena intención.
Atracar un banco es siempre malo, aunque se cometa el atraco con la
buena intención de dar el dinero a gente pobre.
2. Aunque la acción sea realmente buena, la mala intención con la que
llevo a cabo el bien convierte en mala toda la acción. Si acompaño a una
señora mayor y la ayudo a entrar en su casa, lo que hago es una buena
acción. Pero si lo hago únicamente para preparar un futuro robo, toda la
acción se convierte en un acto malo.
3. Las circunstancias bajo las que actúa una persona pueden disminuir
la responsabilidad, pero no cambian nada del carácter bueno o malo de
una acción. 295297
1754. Las circunstancias, comprendidas en ellas las consecuencias,
son los elementos secundarios de un acto moral. Contribuyen a
agravar o a disminuir la bondad o la malicia moral de los actos
humanos (por ejemplo, la cantidad de dinero robado). Pueden también
atenuar o aumentar la responsabilidad del que obra (como actuar por
miedo a la muerte). Las circunstancias no pueden de suyo modificar la
calidad moral de los actos; no pueden hacer ni buena ni justa una
acción que de suyo es mala.
1757. El objeto, la intención y las circunstancias constituyen las tres
“fuentes”; de la moralidad de los actos humanos.
1758. El objeto elegido especifica moralmente el acto de la voluntad
según que la razón lo reconozca y lo juzgue bueno o malo
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