La fe es la virtud por la que asentimos a Dios, reconocemos su
verdad y nos vinculamos personalmente a él. [18141816, 1842]
La fe es el camino creado por Dios para acceder a la verdad, que es
Dios mismo. Puesto que Jesús es «el camino y la verdad y la vida» (Jn
14,6) esta fe no puede ser una mera actitud, una «credulidad» en
cualquier cosa. Por un lado la fe tiene contenidos claros, que la
Iglesia confiesa en el CREDO (= confesión de fe) y que está
encargada de custodiar. Quien acepta el don de la fe, quien por tanto
quiere creer, confiesa esta fe mantenida fielmente a través de los
tiempos y las culturas. Por otra parte, la fe consiste en la relación de
confianza con Dios, con el corazón y la inteligencia, con todas las
emociones. Porque la fe «actúa por el amor» (GáI5,6). Si alguien cree
realmente en el Dios del amor lo demuestra no en sus
proclamaciones, sino en sus actos de amor.
1814. La fe es la virtud teologal por la que creemos en Dios y en todo
lo que Él nos ha dicho y revelado, y que la Santa Iglesia nos propone,
porque Él es la verdad misma. Por la fe ―el hombre se entrega entera y
libremente a Dios‖ (DV 5). Por eso el creyente se esfuerza por
conocer y hacer la voluntad de Dios. ―El justo [...] vivirá por la fe‖
(Rm 1, 17). La fe viva ―actúa por la caridad‖ (Ga 5, 6).
1816. El discípulo de Cristo no debe sólo guardar la fe y vivir de ella
sino también profesarla, testimoniarla con firmeza y difundirla:
―Todos [...] vivan preparados para confesar a Cristo ante los hombres
y a seguirle por el camino de la cruz en medio de las persecuciones
que nunca faltan a la Iglesia‖ (LG 42; cf. DH 14). El servicio y el
testimonio de la fe son requeridos para la salvación: ―Todo [...] aquel
que se declare por mí ante los hombres, yo también me declararé por
él ante mi Padre que está en los cielos; pero a quien me niegue ante los
hombres, le negaré yo también ante mi Padre que está en los cielos‖
(Mt 10, 32-33)
1842. Por la fe creemos en Dios y creemos todo lo que Él nos ha
revelado y que la Santa Iglesia nos propone como objeto de fe.
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