Los siete dones del Espíritu Santo son: sabiduría,
inteligencia, consejo, fortaleza, ciencia, piedad y temor de
Dios. Con ellos «dota» el Espíritu Santo a los cristianos; es
decir, más allá de sus disposiciones naturales, él les regala
unas fuerzas determinadas y les da la oportunidad de
convertirse en instrumentos especiales de Dios en este
mundo. [18301831,1845]
Así dice san Pablo: «Uno recibe del Espíritu el hablar con
sabiduría; otro, el hablar con inteligencia, según el mismo Espíritu.
Hay quien, por el mismo Espíritu, recibe el don de la fe; y otro, por
el mismo Espíritu, don de curar, A éste se le ha concedido hacer
milagros; a aquél, profetizar. A otro, distinguir los buenos y malos
espíritus. A uno, la diversidad de lenguas; a otro, el don de
interpretarlas» (1 Cor 12,810). 113120
1830. La vida moral de los cristianos está sostenida por los dones del
Espíritu Santo. Estos son disposiciones permanentes que hacen al
hombre dócil para seguir los impulsos del Espíritu Santo.
1831. Los siete dones del Espíritu Santo son: sabiduría, inteligencia,
consejo, fortaleza, ciencia, piedad y temor de Dios. Pertenecen en
plenitud a Cristo, Hijo de David (cf. Is 11, 1-2). Completan y llevan a
su perfección las virtudes de quienes los reciben. Hacen a los fieles
dóciles para obedecer con prontitud a las inspiraciones divinas.
«Tu espíritu bueno me guíe por una tierra llana» (Sal 143,10).
«Todos los que son guiados por el Espíritu de Dios son hijos de Dios [...]
Y, si hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos de
Cristo» (Rm 8, 14.17).
1845. Los siete dones del Espíritu Santo concedidos a los cristianos
son: sabiduría, entendimiento, consejo, fortaleza, ciencia, piedad y
temor de Dios
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