domingo, 25 de agosto de 2019

UN CRISTIANO NO DEBE SER CORRUPTO




UN CRISTIANO NO PUEDE SER CORRUPTO

Cada año que pasa en nuestras vidas nos hacemos con más frecuencia una serie de preguntas refiriéndose a las inconformidades que ocurren en la sociedad y mucho de ello tiene que ver con los medios de comunicación anunciando un día sí y el otro también los terribles actos de corrupción y fraude a los cuales nos afrontamos y desafortunadamente los que nos llamamos cristianos nos contradecimos y somos parte de esta proclamación vivida en esta sociedad democrática la cual mucha de las veces sin conocer lo que Cristo quiere para nosotros en su plan de salvación, nos aferramos y adquirimos posturas defendiendo “valores”.

Cada día nos hacemos duros de corazón vaciando nuestro espíritu y llenándolo de conductas y que más que ayudarnos nos aleja de Dios y todo esto lo sacrificamos por el dios del interés, sobreponemos por encima de todo nuestras conveniencias en las cual arrastramos a muchas personas destruyendo sus sueños y anhelos a una vida digna.

Tomando como referencia la pericopa de la Sal de la tierra, esta Palabra que nos sacude y que va dirigida por Jesús para todos aquellos que tienen bien concreta su fe y que en su vida proclamamos que Cristo es nuestro Salvador, es un llamamiento urgente a mantenernos libres frente a la idolatría del dinero y el poder ya que no solo nos hacemos daño nosotros, sino que nos martiriza, esclaviza y produce marginación pagando por nuestras culpas mucha gente. Jesús nos invita a vivir como verdaderos cristianos responsables frente a tantos intereses de por medio que pongamos en primer lugar la civilización del corazón. Todo el Evangelio Jesús nos exhorta a desempeñarnos como verdaderos portadores de valores logrando realizar una diferencia y gracias a ellos mucha gente vuelva a creer en que hay un Dios que brinda amor y que no esclaviza si no que cumpliendo su voluntad no hace libres.

¿Y se podrá sal entre tanta corrupción? Claro que si se puede esta sociedad necesita gente que en verdad coloque a Jesús en primer lugar confiando en su providencia Divina que nunca abandona y que quiera sanar las heridas que han provocado la sociedad que manifiesta esa falta de amor. Cristo quiere hombres y mujeres que en verdad luchen desde lo más pequeño soportando toda aquella crisis y prueba y no se dejen vencer por el éxito fácil y el dinero, para eso es importante acercarnos y buscar el amor de Dios reparador y fortificador para lograr estas hazañas que solo los valientes pueden lograr.

Autor: Freddie Loya

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