UN CRISTIANO NO PUEDE SER CORRUPTO
Cada año que pasa en nuestras
vidas nos hacemos con más frecuencia una serie de preguntas refiriéndose a las
inconformidades que ocurren en la sociedad y mucho de ello tiene que ver con
los medios de comunicación anunciando un día sí y el otro también los terribles
actos de corrupción y fraude a los cuales nos afrontamos y desafortunadamente
los que nos llamamos cristianos nos contradecimos y somos parte de esta
proclamación vivida en esta sociedad democrática la cual mucha de las veces sin
conocer lo que Cristo quiere para nosotros en su plan de salvación, nos
aferramos y adquirimos posturas defendiendo “valores”.
Cada día nos hacemos duros de
corazón vaciando nuestro espíritu y llenándolo de conductas y que más que
ayudarnos nos aleja de Dios y todo esto lo sacrificamos por el dios del
interés, sobreponemos por encima de todo nuestras conveniencias en las cual
arrastramos a muchas personas destruyendo sus sueños y anhelos a una vida
digna.
Tomando como referencia la
pericopa de la Sal de la tierra, esta Palabra que nos sacude y que va dirigida
por Jesús para todos aquellos que tienen bien concreta su fe y que en su vida
proclamamos que Cristo es nuestro Salvador, es un llamamiento urgente a
mantenernos libres frente a la idolatría del dinero y el poder ya que no solo
nos hacemos daño nosotros, sino que nos martiriza, esclaviza y produce
marginación pagando por nuestras culpas mucha gente. Jesús nos invita a vivir
como verdaderos cristianos responsables frente a tantos intereses de por medio
que pongamos en primer lugar la civilización del corazón. Todo el Evangelio
Jesús nos exhorta a desempeñarnos como verdaderos portadores de valores
logrando realizar una diferencia y gracias a ellos mucha gente vuelva a creer
en que hay un Dios que brinda amor y que no esclaviza si no que cumpliendo su
voluntad no hace libres.
¿Y se podrá sal entre tanta
corrupción? Claro que si se puede esta sociedad necesita gente que en verdad
coloque a Jesús en primer lugar confiando en su providencia Divina que nunca
abandona y que quiera sanar las heridas que han provocado la sociedad que
manifiesta esa falta de amor. Cristo quiere hombres y mujeres que en verdad
luchen desde lo más pequeño soportando toda aquella crisis y prueba y no se
dejen vencer por el éxito fácil y el dinero, para eso es importante acercarnos
y buscar el amor de Dios reparador y fortificador para lograr estas hazañas que
solo los valientes pueden lograr.
Autor: Freddie Loya
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