jueves, 15 de agosto de 2019

293. ¿Para qué nos ha dado Dios las pasiones?- CATEQUESIS-



Las pasiones existen para que, por medio de  emociones fuertes y percepciones claras de  lo justo seamos atraídos hacia el bien y  rechacemos el mal. [1762­1766,1771­1772] Dios ha hecho al hombre de tal modo que pueda  amar y odiar, desear algo o despreciarlo, ser  atraído por algunas cosas y tener miedo ante  otras, que esté lleno de alegría, de tristeza o de  ira. En el fondo de su corazón el hombre siempre  ama el bien y odia el mal, o lo que considera como  tal.

 1762. La persona humana se ordena a la bienaventuranza por medio de sus actos deliberados: las pasiones o sentimientos que experimenta pueden disponerla y contribuir a ello.

1766. ―Amar es desear el bien a alguien‖ (Santo Tomás de Aquino, Summa theologiae, 1-2, q. 26, a. 4, c). Los demás afectos tienen su fuerza en este movimiento original del corazón del hombre hacia el bien. Sólo el bien es amado (cf. San Agustín, De Trinitate, 8, 3, 4). ―Las pasiones son malas si el amor es malo, buenas si es bueno‖ (San Agustín, De civitate Dei, 14, 7).

1772. Ejemplos eminentes de pasiones son el amor y el odio, el deseo y el temor, la alegría, la tristeza y la ira.

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