«VIVIR EN
SOLEDAD NO ES UNA BUENA OPCION»
«El
hombre es un ser social por naturaleza» lo ha dicho el filósofo Aristóteles
(384-322 a. C.) Nacemos con características sociales que se desarrollan más a
lo largo de nuestra vida, ya que necesitamos
de los otros para sobrevivir.
De manera natural hombre y mejer tenemos el
deseo y la necesidad de ser amados. Para todos llega el momento de buscar una
persona con quien compartir la vida de manera más íntima y exclusiva: las
alegrías, los temores, las penas… siempre es necesario el «otro» con el que
confrontamos pensamientos, ideas, emociones, sentimientos.
Es claro que una persona aislada puede ser
egoista o acomplejada de manera tal que es incapaz de salir de si; como sea
estas personas empobrece su personalidad al no vivir la experiencia de contacto
con el «otro». El correcto desarrollo de toda personalidad se enriquece de
experiencias, pláticas, convivencia en comunidad. La tendencia a agruparnos es
necesaria para sobrevivir a las inclemencias del tiempo, para la produccción de
bienes y servicios que proporcionan cierta calidad de vida.
El éxito actual de las redes sociales y su
rápida expansión se debe a esta necesidad de establecer relaciones
satisfactorias; por ello se continuan inventando nuevas formas de comunicación
y convivencia social, al menos de manera virtual. El ideal de contar con
alguien ha llevado a muchos a establecer largas relaciones de noviazgo, a pesar
de no desear el matrimonio; ser madre soltera de al menos un hijo para no estar
solo y en un caso extremo se compensa esta necesidad con una mascota de compañía,
con quien se tiene desahogos afectivos.
También hay que decir que en este mundo existen
personas que prefieren vivir solas, por evitarse problemas o por pasar la vida
bien: «sin responsabilidades», de una relación a otra; aunque al final siguen
viviendo vacíos, depresiones muy graves e incluso buscando el suicidio.
La Palabra de Dios dice: «Y creó Dios al hombre a su imagen. A imagen de Dios lo creó. Macho y
hembra los creó» (Gn 1, 27). Desde el origen del mundo hombre y mujer para
su sano desarrollo han necesitado de una familia, que como bien se dice, es la
base de la sociedad.
Diferente a las manadas, parbadas, jaurias… las
personas no sólo necesitamos agruparnos para la supervivencia de la especie
sino establecer relaciones gratificantes fundadas en el amor por afinidad o
consanguinidad de manera reciproca. Es una clara llamada al amor. Aun cuando
una persona permanezca soltera por elección, no por ello elige la soledad; su
vida y compromiso familiar y social puenden llenan su existencia y con ello dar
gloria a Dios.
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