LA PASIÓN DEL SEÑOR
El arresto y el juicio de Jesús se produjo en
tiempos de la Pascua, que era la máxima fiesta religiosa en la que se celebra
hasta nuestros días, la salida del pueblo judío de la esclavitud en Egipto,
comandados por Moisés. Ya en cuanto las acusaciones en contra suya fueron tanto
de carácter religioso porque siendo un hombre se hacía llamar HIJO DE DIOS, y
de orden político, pues recibía de sus seguidores el título de REY DE LOS
JUDIOS, lo que era considerado un acto de rebeldía al entonces emperador
Tiberio César. Fue esta última denuncia lo que obligó al procurador Poncio Pilatos
(26 al 36) a sentenciar a este Vir Dolorum
(varón de dolores) a la pena capital de la Cruz, castigo solo reservado a los
peores criminales y soldados que desertaban de las filas imperiales. El mismo
gobernador romano mandó a colocar sobre la Cruz, el letrero de INRI, palabra
formada por las iniciales latinas IESUS
NAZARENUS REX JUDEORUM (JESÚS NAZARENO, REY DE LOS JUDÍOS).
Sobre la tortura de Cristo el viernes santo, los evangelios
nos narran de manera completa la gran cantidad de sufrimientos que tuvo que
padecer, tales como las burlas y los insultos de los soldados, la coronación de
espinas, los latigazos, los golpes con una caña en la cabeza, los puñetazos en
la cara, el peso del madero desde el Pretorio romano hasta el monte Gólgota o
Calavera; y la terrible agonía de seis hora (9 a.m. a 3 p.m.), acompañada de
calambres, desgarre muscular en los brazos y espalda, las heridas abiertas,
fiebre alta, deshidratación, un sudor frío que le bañaba todo el cuerpo, hasta
experimentar la muerte por asfixia, según lo han concluido los médicos forenses. Sobre el particular, San Ignacio, obispo de Antioquía (+107), haciendo
énfasis en la divinidad y humanidad de Cristo, pudo decir que ese día en el
calvario fue derramada por nuestra salvación LA SANGRE DE DIOS. Después
de su muerte descendió a las partes bajas del mundo (descendit ad ínferos) para llevar a las almas de los justos al
cielo.