Si los hombres deben hacer el bien y evitar el mal, el conocimiento
acerca de qué es bueno y malo debe estar inscrito en su interior.
De hecho existe una ley moral, en cierto modo «natural» al
hombre, que en principio puede ser conocida por todo hombre por
medio de su razón. [19491960,1975,19781979]
La LEY MORAL NATURAL es válida para todos, Dice al hombre qué
derechos y obligaciones fundamentales tiene y de este modo constituye el
verdadero fundamento de la convivencia en la familia, la sociedad y el
Estado. Dado que el conocimiento natural está a menudo oscurecido por el
pecado y la debilidad humana, el hombre necesita la ayuda de Dios y su
REVELACIÓN para mantenerse en el buen camino.
1960. Los preceptos de la ley natural no son percibidos por todos, sin
dificultad, con firme certeza y sin mezcla alguna de error. En la
situación actual, la gracia y la revelación son necesarias al hombre
pecador para que las verdades religiosas y morales puedan ser
conocidas ―de todos y sin dificultad, con una firme certeza y sin
mezcla de error‖ (Concilio Vaticano I: DS 3005; Pío XII, enc. Humani
generis: DS 3876). La ley natural proporciona a la Ley revelada y a la
gracia un cimiento preparado por Dios y armonizado con la obra del
Espíritu
1975. Según la sagrada Escritura, la ley es una instrucción paternal
de Dios que prescribe al hombre los caminos que llevan a la
bienaventuranza prometida y proscribe los caminos del mal.
1979. La ley natural es inmutable, permanente a través de la
historia. Las normas que la expresan son siempre substancialmente
válidas. Es la base necesaria para la edificación de las normas
morales y la ley civil.
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