OBJECIÓN:
Si la Biblia fue inspirada por Dios, ¿Por qué esta sembrada de afirmaciones
y relatos que repugnan a la ciencia? ¿No
es esto una prueba evidente de que la religión es una farsa que pueden tragarse
solamente los ignorantes?
Hablar de oposición o conflicto entre ciencia y religión no es exacto. La
verdadera ciencia no puede excluir la verdadera religión y viceversa. Si en el
pasado ha habido problemas entre ciencia y religión, se debió a que se tenía
por fe lo que era la opinión de algunos. Por otra parte, se consideraba ciencia
lo que era una simple hipótesis.
Como principio general, la religión y la ciencia no siguen caminos
«opuestos», sino «paralelos». Una examina la existencia del universo en sus
causas y fines más profundos, relacionados éstos con la vida del hombre; la
otra estudia los fenómenos naturales, que manifiestan cierto evolucionismo.
Además en la Biblia no hay que buscar datos y expresiones científicos,
porque es un libro religioso que enseña cómo ir a gozar de la presencia de Dios
en «el cielo», no cómo están hechos los astros del cielo. Además, hay que saber
leer la Biblia conociendo, sobre todo, el género literario, para así poder
entender lo que el autor sagrado quiso decir.
Quien lee los primeros capítulos del Génesis como si leyera un libro de
historia actual, y afirmara que el universo se formó en seis días (naturalmente
por obra de Dios), estaría completamente fuera de lo que la Biblia quiere
enseñarnos. La forma altamente poética con que nos presenta la creación no es
una crónica periodística, sino de un relato, elevado y emocionante, de la
actuación de un Dios todopoderoso y lleno de amor.
Antes de oponer la ciencia a la religión, es necesario saber exactamente
cuál es la enseñanza científica sobre un determinado argumento, y cuál es la
idea de la religión sobre el mismo.
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