No, un cristiano no puede ser nunca un puro
individualista, porque el hombre está destinado a la
vida social por su propia naturaleza. [1877
1880,18901891]
Todo hombre tiene un padre y una madre; recibe ayuda de
otros y está obligado a ayudar a otros y a desarrollar sus
talentos a favor de todos. Puesto que el hombre es
«imagen» de Dios, refleja en cierto modo a Dios, que no
está solo en su profundidad, sino que es trino (y con ello
amor, diálogo e intercambio). Por último es el amor, el
mandamiento central de todos los cristianos, por el cual
en el fondo pertenecemos a un mismo grupo y somos
referencia unos de otros de un modo fundamental:
«Amarás a tu prójimo como a ti mismo» (Mt 22,39).
1880. Una sociedad es un conjunto de personas ligadas de manera
orgánica por un principio de unidad que supera a cada una de ellas.
Asamblea a la vez visible y espiritual, una sociedad perdura en el
tiempo: recoge el pasado y prepara el porvenir. Mediante ella, cada
hombre es constituido ―heredero‖, recibe ―talentos‖ que enriquecen su
identidad y a los que debe hacer fructificar (cf. Lc 19, 13.15). En
verdad, se debe afirmar que cada uno tiene deberes para con las
comunidades de que forma parte y está obligado a respetar a las
autoridades encargadas del bien común de las mismas.
1890. Existe una cierta semejanza entre la unidad de las personas
divinas y la fraternidad que los hombres deben instaurar entre sí.
1891. Para desarrollarse en conformidad con su naturaleza, la
persona humana necesita la vida social. Ciertas sociedades como la
familia y la ciudad, corresponden más inmediatamente a la naturaleza
del hombre
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