Existen estructuras de pecado sólo en
sentido figurado. Un pecado siempre está
vinculado a una persona que aprueba un
mal consciente y voluntariamente. [1869]
No obstante existen estructuras e instituciones
sociales que están de tal forma en contradicción
con los mandamientos de Dios que se puede
hablar de «estructuras de pecado», pues en
definitiva son la consecuencia de pecados
personales.
1869. Así el pecado convierte a los hombres en cómplices unos de
otros, hace reinar entre ellos la concupiscencia, la violencia y la
injusticia. Los pecados provocan situaciones sociales e instituciones
contrarias a la bondad divina. Las ―estructuras de pecado‖ son
expresión y efecto de los pecados personales. Inducen a sus víctimas a
cometer a su vez el mal. En un sentido analógico constituyen un
―pecado social‖ (cf. RP 16).
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