lunes, 23 de septiembre de 2019

3.¿Por que la Biblia es Palabra de Dios?. Apologetica



OBJECIÓN:
¿Acaso los libros de la Biblia no fueron escritos por hombres? Por lo tanto no puede ser palabra de Dios. Más correctamente, son palabra de hombres inspirados, como lo son los poetas u otros artistas. ¿No es una exageración afirmar que es «palabra de Dios»?

No vale la comparación. Cuando decimos que este poeta o pintor es inspirado, queremos decir que tiene talento de artista, pero cuando hablamos de los autores sagrados, no nos referimos a sus escritos como meras obras de arte, sino como mensaje de salvación, que Dios les inspiró para comunicarlo a los demás.

Al respecto el Concilio Vaticano II en la Constitución Dei Verbum dice: «La revelación que la Sagrada Escritura contiene y ofrece ha sido puesta por escrito bajo la inspiración del Espíritu Santo. La Santa Madre Iglesia, fiel a la fe de los Apóstoles, reconoce que todos los libros del Antiguo y del Nuevo Testamento, con todas sus partes, son sagrados y canónicos, en cuanto que escritos por inspiración del Espíritu Santo (cf. Jn 20, 31; 2Ti 3,16; 2P 1, 19-21; 3, 15-16), tienen a Dios como Autor, y como tales han sido confiados a la Iglesia. En la composición de los libros Sagrados, Dios se valió de hombres elegidos, que usaban de todas sus facultades y talentos; de este modo, obrando Dios en ellos y por ellos, como verdaderos autores, pusieron por escrito todo y sólo lo que Dios quería» (DV 11).

El verdadero autor de los libros sagrados es Dios, porque los hagiógrafos (autores sagrados) pusieron por escrito «todo y sólo lo que Dios quería». Esto lo hicieron sin despojarse de sus «facultades y talentos». Por lo tanto para saber lo que la Biblia quiere enseñar, es necesario investigar lo que el hagiógrafo quiso decir al expresarse según su cultura personal, el medio ambiente en que vivía y la forma literaria que quiso emplear para manifestar su pensamiento. Como aseveró el papa Pío XII, es necesario estudiar los «géneros literarios» para poder entender exactamente el mensaje bíblico.

Es necesario también tener presente que la revelación fue progresiva. Dios fue revelándose gradualmente, así como llega la luz del sol a la tierra: primero con el alba, luego con la aurora, con los primeros rayos, hasta llegar al máximo esplendor, cuando se encuentra en su cenit. En la Revelación, el «cenit» lo tenemos con Cristo, que es la Palabra de Dios hecha carne. Por lo tanto, es muy importante saber que la verdad absoluta no se encuentra toda en un texto aislado de la Biblia, sino en el conjunto de su contenido.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario