lunes, 23 de septiembre de 2019

336. ¿Cómo trata Jesús la «ley» de la Antigua Alianza? -CATEQUESIS-



«No creáis», dice Jesús en el sermón de la  montaña, «que he venido a abolir la ley y los  Profetas: no he venido a abolir, sino a dar  plenitud» (Mt 5,17). [1965­1972,1977,1983­ 1985] La plenitud de la ley antigua es la ley evangélica,  que extrae de aquella todas sus virtualidades; no  añade preceptos exteriores nuevos, pero reforma  la raíz de los actos, el corazón, donde el hombre  elige entre lo bueno y lo malo.

1965. La Ley nueva o Ley evangélica es la perfección aquí abajo de la ley divina, natural y revelada. Es obra de Cristo y se expresa particularmente en el Sermón de la Montaña. Es también obra del Espíritu Santo, y por él viene a ser la ley interior de la caridad: ―Concertaré con la casa de Israel una alianza nueva [...] pondré mis leyes en su mente, en sus corazones las grabaré; y yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo‖ (Hb 8, 8-10; cf. Jr 31, 31-34).

1972. La Ley nueva es llamada ley de amor, porque hace obrar por el amor que infunde el Espíritu Santo más que por el temor; ley de gracia, porque confiere la fuerza de la gracia para obrar mediante la fe y los sacramentos; ley de libertad (cf. St 1, 25; 2, 12), porque nos libera de las observancias rituales y jurídicas de la Ley antigua, nos inclina a obrar espontáneamente bajo el impulso de la caridad y nos hace pasar de la condición del siervo ―que ignora lo que hace su señor‖, a la de amigo de Cristo, ―porque todo lo que he oído a mi Padre os lo he dado a conocer‖ (Jn 15, 15), o también a la condición de hijo heredero (cf. Ga 4, 1-7. 21-31; Rm 8, 15).

1977. Cristo es el fin de la ley (cf. Rm 10, 4); sólo Él enseña y otorga la justicia de Dios. 

1985. La Ley nueva es ley de amor, ley de gracia, ley de libertad. 

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