domingo, 29 de septiembre de 2019

5. ¿CUAL ES LA MISION REDENTORA DE JESUS?. Exegesis



 SU MISIÓN REDENTORA


JESUS equivalente a: Yoshua (en hebreo) o Yeshua (en arameo), cuyo nombre significa Yahveh Salva. Recibió el título de MESIAS, Maschíaj (en hebreo) o CRISTO, kjristós (en griego), equivalente a Christus (en latín) que quiere decir UNGIDO, ESCOJIDO o SAGRADO (término que identificaban a los reyes, sacerdotes y profetas del pueblo escogido por Dios); de aquí surge la combinación de JESUCRISTO, Iesus Christus (en latín). También se le relaciona en las Escrituras con el distintivo de HIJO DE DIOS, Ben Elohim (en hebreo), SEÑOR, Maran (en hebreo), Kyrios (en griego) o Dominus (en latín). En el arte cristiano aparece el símbolo IHS, que compone las iniciales de Iesus Hominum Salvator, Jesús Salvador de los hombres.

Para demostrar su naturaleza y misión divina realizó grandes prodigios como curar a los ciegos, leprosos, paralíticos, mudos, resucitar a los muertos, como a su amigo Lázaro, expulsar demonios, transformar el agua en vino, multiplicar en dos oportunidades los panes y los peces para dar de comer a más de cinco mil personas, calmar la tempestad con su voz, caminar sobre las aguas, y dejar ver su resplandor glorioso en el monte Tabor a sus tres más cercanos seguidores: Pedro, Santiago el MAYOR y Juan, el discípulo amado.

La predicación de Jesús era de fácil comprensión, resumiendo los mandatos de la ley mosaica en dos grandes principios: “Amar a Dios sobre todas las cosas, y al prójimo como a ti mismo”. También hablaba de que su cuerpo y su sangre se convertirían en una NUEVA ALINZA o PACTO ETERNO en el que no solamente estaban incluidos los judíos sino también los paganos, llamados a formar por el bautismo una única Iglesia Universal (Católica en griego). Para llevar este mensaje se valió especialmente de ejemplos y comparaciones con la vida cotidiana (parábolas). Sin embargo, fueron muchos los que no aceptaron tales palabras, pues mientras Jesús les hablaba de un REINO DE LOS CIELOS (Regnum Christi), ellos esperaban un rey guerrero como había sido David, que los liberara del  yugo  de  los  idólatras romanos, y los convirtiera en “reyes de este mundo”; esperanza que todavía anhelan muchos de los llamados judíos ortodoxos. Todo esto le ocasionó una serie de grandes peligros, destierros, intentos de asesinatos, calumnias y traiciones por parte del Sanedrín (consejo de ancianos), al mando del Sumo Pontífice Anás y su yerno Caifás (El primero gobernó el sanedrín hasta el año 16, y Caifás del 16 al 40), quienes se valieron de la codicia de Judas Iscariote para vender a su Maestro por treinta monedas de plata, precio que era pagado en aquel tiempo por un esclavo, según el pacto de la ley de Moisés.

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