Los cristianos se comprometen a favor de estructuras
sociales justas. A ello pertenece el que todos los
hombres tengan acceso a los bienes materiales y
espirituales de esta tierra. Los cristianos también se
preocupan de que se respete la dignidad del trabajo
humano, a lo que corresponde un salario justo.
También la transmisión de la fe es un acto de
solidaridad con todos los hombres. [19391942,1948]
La solidaridad es el signo práctico en el que se reconocen los
cristianos. Pues ser solidario no es únicamente un mandato de
la razón. Jesucristo, nuestro Señor, se ha identificado
plenamente con los pobres y los más pequeños (Mt 25,40).
Negarles a ellos la solidaridad supondría rechazar a Cristo.
1939. El principio de solidaridad, expresado también con el nombre
de ―amistad‖ o ―caridad social‖, es una exigencia directa de la
fraternidad humana y cristiana (cf. SRS 38-40; CA 10):
Un error capital, ―hoy ampliamente extendido y perniciosamente
propalado, consiste en el olvido de la caridad y de aquella necesidad que
los hombres tienen unos de otros; tal caridad viene impuesta tanto por la
comunidad de origen y la igualdad de la naturaleza racional en todos los
hombres, cualquiera que sea el pueblo a que pertenezca, como por el
sacrificio de redención ofrecido por Jesucristo en el altar de la cruz a su
Padre del cielo, en favor de la humanidad pecadora‖ (Pío XII, Carta
enc. Summi pontificatus).
1942. La virtud de la solidaridad va más allá de los bienes materiales.
Difundiendo los bienes espirituales de la fe, la Iglesia ha favorecido a
la vez el desarrollo de los bienes temporales, al cual con frecuencia ha
abierto vías nuevas. Así se han verificado a lo largo de los siglos las
palabras del Señor: ―Buscad primero su Reino y su justicia, y todas
esas cosas se os darán por añadidura‖ (Mt 6, 33):
«Desde hace dos mil años vive y persevera en el alma de la Iglesia el
sentido de responsabilidad colectiva a favor de todos, que ha impulsado e
impulsa todavía a las almas hasta el heroísmo caritativo de los monjes
agricultores, de los libertadores de esclavos, de los que atienden
enfermos, de los mensajeros de fe, de civilización, de ciencia, a todas las
generaciones y a todos los pueblos con el fin de crear condiciones
sociales capaces de hacer posible a todos una vida digna del hombre y del
cristiano» (Pío XII, Mensaje radiofónico del 1 de junio de 1941).
1948. La solidaridad es una virtud eminentemente cristiana. Es
ejercicio de comunicación de los bienes espirituales aún más que
comunicación de bienes materiales.
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